Daltonismo circulatorio
Resulta realmente curioso observar la conducta ciudadana ante los pasos de una acera a la otra en Gasteiz. Si el paso está inundado de rayas tipo cebra, no hay problema: se mira a ambos lados por si algún vehículo se acera y de no ser así, se cruza sin más. El problema surge cuando el paso está controlado semafóricamente y aquí comienza nuestro “daltonismo” mezclamos los colores rojo y verde. El rojo y verde entran en contradicción en la comprensión de los transeúntes. Analicemos el detalle. Los automovilistas tienen la obligación de parar sus vehículos ante un semáforo en rojo y tienen la obligación de parar ante un paso de cebra. Los conductores cumplen de esa manera la normativa del código de circulación. Días atrás la policía municipal en un exceso de celo y de problemas con el Excelentísimo Ayuntamiento ha denunciado a los ciudadanos por cruzar la calle cuando el semáforo correspondiente a los peatones estaba en rojo. Mi reflexión y pregunta viene a cuento ante dicha situación. “Si los conductores de automóviles deben detener sus vehículos ante un semáforo en rojo”, por qué existen peatones que sin el temor a las correspondientes denuncias, se saltan a la torera el código de circulación y atraviesan la calzada cuando el semáforo correspondiente a los peatones está rojo. Perdónenme, pero hasta en esto somos diferentes los peatones de las tres capitales de Euskadi. Visiten ustedes Bilbao o Donosti, pateen la ciudad y verán que nos dan sopas con onda en el respeto y cumplimiento del código de circulación, pues los pasos semafóricos están repletos de personas esperando que el muñeco verde del semáforo dé el paso correspondiente a los peatones.