El lenguaje no verbal que se transmite a través de las soflamas políticas del Estado español contra el pueblo catalán -separatista- no es ni más ni menos que el primer lema que utilizaron cuando las fuerzas de seguridad de Estado acudieron a Catalunya: “A por ellos”. Aún sigue vigente dicha proposición a través del ensalzamiento del himno nacional, el fútbol o la citación de personajes importantes catalanes ante la Justicia española, Tribunal Supremo o Audiencia Nacional. España necesita sentirse fuerte y poderosa. Atrás quedan la pérdida de las colonias de ultramar, la invasión napoleónica. Para ello usa las fuerzas de orden público y el poder judicial para atemorizar y dominar al pueblo catalán.

Catalanes y vascos sienten la respuesta vengativa del Estado español ante cualquier pretensión de acercarnos al derecho a decidir. Estamos en el punto de mira de todas las opiniones y opciones que emanan de los políticos españoles.

¡Ya les vale! Muchos políticos, están mejor calladitos, que saliendo en la caja tonta a vendernos una subida de las pensiones. No dejan de sorprendernos utilizando los medios de comunicación para vendernos humo y fuegos de artificio.

Todo lo anterior, me recuerda a aquellos charlatanes callejeros en las ciudades, que vendían hojas de afeitar, jarabes y elixires para curar toses y reúmas. Siempre había algún compinche suyo que salía a la compra rápida para ver si los demás picaban y caían en el engaño.

Hasta aquí hemos llegado. El pueblo es docto en sabiduría social y reconoce por el olfato la mentira y a los tramposos vengan de donde vengan.

Pensionistas y jubilados, se han dado cuenta de los mercachifles políticos y están acumulando fuerzas para que, en las diferentes elecciones, hagan valer su voz y su voto.