Vivimos tiempos tumultuosos, en los que por la mañana aparecen noticias de prensa importantes y por la tarde se solapan con otras aún más importantes. Vivimos tiempos de zozobra escuchando afirmaciones gratuitas de uno u otro partido político. Vivimos tiempos en los que resulta muy difícil distinguir la verdad de la mentira. Todo está camuflado, todo está disfrazado, cuando de verdad es podredumbre y porquería aquello que llamado político nos rodea.
Vivimos años en los que la prensa pone en solfa a los partidos políticos, donde los titulares de uno u otro signo copan las primeras páginas de los periódicos. Vivimos inmersos en un sin fin de situaciones, económicas, políticas y sociales, a las que nos han llevado los políticos de turno.
Vivimos una época en que alcanzar la verdad es solo cosa de niños y niñas, a partir de cierta edad, todo son mentiras, todo es falso. No hay más que oír a los representantes de los diferentes partidos políticos, donde uno dice negro , el resto dice blanco.
Las explicaciones a situaciones políticas derivadas de la forma de gobierno nos llevan a entender que no existe la verdad solo existe aquella verdad que nos quieren contar. Tan difícil debe resultar en estos tiempos ser paladín de la verdad, no se estila, está desfasado, no conviene, y está mal visto decir la verdad. A día de hoy toda verdad está camuflada de mentira.
Pero llegará un día en que la sociedad, se dará cuenta y volverá la cara a los mentirosos y culpabilizará de los males sociales a los que nos ha llevado a tanta sarta de mentiras.
Leamos y veamos entre líneas lo que nos presentan y explican los políticos y tal vez podamos percibir los rasgos de mentira y de desfachatez que les adornan y de esa manera podamos postergarlos al olvido y a la censura más rotunda.