Dicen algunos, o muchos, que antes vascos que españoles. Yo digo que soy bizkaino y vasco y que soy vasco porque soy bizkaino. Si me ponen en la disyuntiva de tener que elegir, antes soy bizkaino que vasco. El bizkaino existe desde tiempo inmemorial, aunque algunos dicen que desde la Edad Media. Yo digo que el euskera y sus dialectos surgen con las diferentes tribus vascas: caristios, várdulos, vascones, aquitanos, sibulates... nombres castellanos derivados de sus denominaciones latinas, y que son muy anteriores a la llegada de los romanos. El ser humano tiene la facultad de hablar para expresar sus ideas, se humaniza con el idioma, como decía Federico Krutwig. Con el batua, puesto en práctica a partir de 1968, tenemos que dejar nuestro idioma de siempre, el euskera bizkaino, y adoptar algo que ni siquiera es un dialecto euskérico, sino algo inventado por Mitxelena, Villasante, Quintana y demás inventores del batua. El batua condena a la desaparición a las variedades euskéricas que siempre han existido. Y que no tienen por qué desaparecer, si amamos el euskera y las culturas milenarias, aunque sean minoritarias. El bizkaino tiene tanta diferencia con los demás dialectos euskéricos como el catalán con el castellano, por ejemplo. Y debe conservarse. Euzkotarra baño lenago bizkaitarra naz.
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