Carta al referéndum

Señores del gobierno de España, me gustaría decirles que son ustedes tan inteligentes y tan sensibles que son capaces de cazar melodías en el imperio de las estrellas, pero me temo que me van a dejar con las ganas, porque lo que ven mis ojos con el trato a Catalunya es como un teatro muy entretenido de un arriero al frente de una recua de asnos predemocráticos, sandios de un tamaño descomunal. ¿No se dan cuenta de que aunque ganaran, la victoria sería demasiado cara para ser considerada victoria? La película que están montando pasará a los anales escritos en piedra de los analistas políticos, sociólogos y sobre todo de los comediantes. Si no fuera porque siembran el dolor a destajo, su comportamiento es digno de un episodio bufo, de partirse el pecho de risa. Están metiendo la reja en el corazón de un pueblo hermoso y abriendo surcos entre sus habitantes, estén a no estén de acuerdo con su actuación, ya que se trata de prohibir una cosa tan elemental como votar. Votar. Votar. Ustedes se irán o los echarán y quien venga tendrá que organizar lo que ustedes son incapaces. No les voy a cansar con citas históricas desde Grecia, Roma y demás sobre la estupidez e inutilidad de ir en contra de los sentimientos de un pueblo, porque sus asesores lo saben mejor que yo. Solamente quiero sumarme a quienes les avisan de una crisis de espanto en un lugar bello que yo estimo y estimaré: Catalunya.