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A vueltas con la alternativa

Los datos del CIS, que han catapultado al PSOE de Pedro Sánchez, han reavivado la posibilidad de una moción de censura a Rajoy, castigado y debilitado por los casos de corrupción en el PP

LOS contundentes datos del último sondeo publicado el pasado viernes por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no solo han dado oxígeno al liderazgo de Pedro Sánchez en el PSOE, sino que también han dado lugar a interpretaciones que apuntan a la posibilidad de que pueda gestarse una alternativa real al PP de Mariano Rajoy, con la duda de si podría materializarse a corto, medio o más largo plazo. La encuesta del CIS deja claras varias cosas. En primer lugar, que el regreso de Pedro Sánchez a la secretaría general de Ferraz con un mensaje claramente de izquierdas en clara competencia con Podemos ha catapultado a los socialistas, con una estimable subida de cinco puntos en la estimación de voto (24,9%) que les coloca a tan solo cuatro puntos del PP, alejando -al menos, de momento- el fantasma del sorpasso por parte de la formación de Pablo Iglesias. Además, los populares -y esta es otra de las claves- comienzan a verse castigados por los múltiples casos de corrupción en el partido y pierden prácticamente cuatro puntos, con el agravante de que el PSOE les superaría en estimación directa de voto -con los datos no cocinados-. Con estos resultados, la izquierda -es decir, la suma de PSOE y Podemos- superaría a la derecha -PP y Ciudadanos- en el Congreso de los Diputados, lo que ha disparado las especulaciones sobre una nueva moción de censura contra Rajoy, esta vez acordada entre socialistas y Podemos con otros grupos bajo el liderazgo del PSOE. Ayer mismo, el PDeCAT se ofreció al líder del PSOE -que al no ser diputado no podría ser el candidato- para negociar una moción de censura con la esperanza de que Catalunya tenga “nuevos interlocutores” en el Gobierno español para hacer “viable una salida institucional a la decisión que tome libremente el pueblo catalán” el próximo 1 de octubre, es decir, la desconexión. Es obvio que, con los datos en la mano, el desgaste del PP y del propio Rajoy propiciado por sus políticas y por la corrupción, máxime cuando tienen que enfrentarse a un reto de primer orden como es la gestión del proceso soberanista y la consulta catalana -para la que hasta ahora solo ha ofrecido confrontación y ninguna salida política-, supone un peligroso elemento de inestabilidad, aunque aún parece pronto para hablar de la posibilidad de negociar y ofrecer una alternativa de gobierno posible que, dadas las circunstancias, deberían avalar las urnas.