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Asalto a las instituciones en Venezuela

Los últimos acontecimientos, con la instalación de la Asamblea Constituyente y la destitución de la fiscal general, confirman que el régimen de Maduro se ha hecho con todo el poder de forma antidemocrática

LOS últimos acontecimientos acaecidos en Venezuela parecen confirmar que el país se está lanzando peligrosamente por el abismo de una división social, política e institucional con dos visiones radicalmente opuestas del Estado y, tras las maniobras del régimen de Nicolás Maduro, dos legitimidades que luchan desigualmente entre sí con -a la vista está- la segura imposición antidemocrática del poder chavista. Ni el rechazo absoluto de la oposición política a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC); ni las protestas multitudinarias y violentas en las calles; ni las graves acusaciones de fraude en las elecciones -denunciadas incluso por la propia empresa encargada de la gestión y recuento de los votos, que afirmó que la cifra oficial estaba manipulada e inflada en al menos un millón de sufragios-; ni la condena internacional casi unánime; ni los infructuosos intentos de mediaciones -incluida la de José Luis Rodríguez Zapatero-; ni las sanciones anunciadas por diversos países; ni la casi desesperada petición realizada por el Vaticano en los últimos días para que “se eviten o se suspendan las iniciativas en curso como la nueva Constituyente”; ni la esperada expulsión definitiva de Venezuela de Mercosur acordada ayer han conseguido frenar las intenciones del régimen de Maduro. En estas condiciones, ajenas por completo a un proceso plenamente democrático, la Asamblea Nacional Constituyente se instauró el viernes en la sede del Parlamento usurpando sus funciones con una estremecedora parafernalia y ayer tomó una de sus primeras decisiones: la destitución de la fiscal general venezolana, Luisa Ortega, una de las pocas voces institucionales contrarias a la ANC, a la que negaba legitimidad alguna y a la que Maduro había acusado poco antes de traición. La oposición denunció desde el inicio de este proceso que el objetivo último del régimen bolivariano era dar un golpe de Estado desde dentro para reafirmar su poder y anular toda contestación. Vistos los acontecimientos y las consecuencias, la realidad es que el chavismo ha asaltado las instituciones legislativas y judiciales que ahora controla con un poder absoluto y que se ha alejado de manera radical de los cánones democráticos. Venezuela se encuentra literalmente partido en dos, en un conflicto social y de legitimidad política e institucional que amenaza con agravarse aún más y cuyo responsable es Nicolás Maduro.