PSOE: un debate inacabado
Las voces internas y los congresos regionales socialistas demuestran que el partido no ha terminado de interiorizar qué modelo de Estado va a defender y ofertar a la sociedad
LA reelección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE tras el aval de las bases en las elecciones primarias celebradas el pasado 21 de mayo no ha zanjado, ni mucho menos, varios de los debates abiertos en el partido socialista, la mayoría de ellos trascendentales, y no solo para sus propias filas. Las significativas bajas de algunos cargos socialistas -entre ellas, la dimisión del que fuera portavoz en el Congreso Antonio Hernando pocas horas después de conocerse los resultados de las primarias; la más sorpresiva y reciente del diputado vasco Eduardo Madina; e incluso el relevo del histórico Alfonso Guerra en la Fundación Pablo Iglesias- ponen de relieve que el PSOE vive aún un intenso debate, muy cerca al cainismo. Pero más allá de los personalismos, una de las cuestiones clave en la nueva estrategia socialista tiene que ver -además de las posibles alianzas, sobre todo con Podemos, que levanta muchas ampollas- con la propuesta de modelo que el propio Pedro Sánchez ha definido como “plurinacionalidad del Estado”. Una definición esbozada en el modelo de Estado federal aprobado en el 39º Congreso del PSOE y que, en teoría, debe ser asumido por todo el partido pero que en la práctica cuenta con muchos y poderosos adversarios internos. Los recientes congresos regionales socialistas han demostrado que cada federación tiene un concepto distinto e incluso contrapuesto del modelo de Estado, que va desde el federalismo asimétrico que propugna el partido en la comunidad valenciana (PSPV) hasta el centralismo sin complejos en el que insistió de nuevo ayer mismo la presidenta de Andalucía y rival de Sánchez, Susana Díaz, pasando por el indefinido autonomismo de otras regiones. En definitiva, la “nación de naciones” que es santo y seña del modelo del líder socialista no se termina de atisbar dentro del partido. Todo ello, con el gran desafío del referéndum de Catalunya a apenas dos meses. Será difícil que el PSOE consiga plantear a la sociedad un modelo propio y único de Estado si no consigue el mínimo consenso interno. “Las personas, por delante de los territorios. Somos socialistas, nunca fuimos nacionalistas”, proclamó ayer la líder andaluza, como si ella misma dudara del carácter y definición ideológica de su propio partido. Más allá de eslóganes, el PSOE está obligado a debatir, definir y concretar su oferta y su modelo real.