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Las miserias del ser humano

Muchas ideas, sucesos, hechos, racionales e irracionales suceden cada día en el quehacer familiar, laboral y político del ser humano; muchas y variadas son las circunstancias que envuelven estas cosas que de una forma u otra envuelven a cada persona; pero es la actitud de cada individuo lo que lleva a tomar decisiones buenas o malas que hacen caer en la mediocridad, la miseria y la mendicidad humana. Siempre por encima de todos nosotros gobiernan nuestros aciertos y errores. En la vida social y política nos inquieta la angustia por esclarecer la verdad. Porque paguen aquellos que han infringido la ley contra el bien común de las personas. De ahí abrimos la puerta de las conjeturas y meditamos sin cesar acerca de las conductas humanas. Es que a pesar de todo, incluyendo el triunfo de lo turbio y lo injusto, estamos condenados a seguir las borrosas huellas de la verdad. Y no se trata solamente de cuando el odio corroe sus entrañas. Se trata de cuando aparenta normalidad y gana confianza con distintas mañas, como fingir amistad, sinceridad y benevolencia, para sin embargo actuar con pavorosa hipocresía, deshonestidad y maldad. Hay casos en que basta que adquiera algún poder para sacarse su máscara de confiable individuo y mostrar su verdadera personalidad corrosiva, destruyendo a su paso las relaciones conseguidas. Pero más peligrosos que estos villanos son los que aparentan ser muy buena gente, solidaria y creíble. Los que dicen una cosa y hacen otra. Los que logran vestir su vida con el traje de la simulación. Pues estos tienen la astucia de engañar y convierten la mentira y la falsedad en un arma letal para el fraude y la traición. Para la intriga y la conspiración. Para la ingratitud y la infamia. Y así más o menos es la radiografía del mundo de la política en el Estado español, que de una vez por todas debe regenerarse y cambiar.