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Con cierta prudencia

Aun si el prolongado mandato de Villar en la RFEF ha dado motivo a denuncias anteriores, no cabe ignorar tampoco el crudo enfrentamiento y el fallido intento del gobierno del PP por lograr su relevo

LA operación desarrollada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil por orden del juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, contra la cúpula de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) con las detenciones de, entre otros, su presidente, Ángel María Villar, y el hijo de este, Gorka, así como del vicepresidente económico, Juan Padrón, acusados de los presuntos delitos de administración desleal, apropiación indebida, corrupción entre particulares, falsedad documental y alzamiento de bienes debe analizarse desde la inicial presunción de inocencia, también con cierta prudencia. Que la gestión de Villar durante los 29 años que lleva al frente de la RFEF ha sido harto cuestionada y motivo de varias denuncias, dos de ellas aún pendientes de resolver, no es un secreto; que la gestión de su hijo en la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) está salpicada por denuncias de corrupción, que finalmente no fueron ajenas a su cese, es un hecho; y una certeza que Juan Padrón ha estado siempre en el centro de las acusaciones por el reparto de las subvenciones de la Federación a las territoriales, especialmente por las cantidades concedidas a la federación tinerfeña, del mismo modo que fue protagonista del escándalo de los viajes de federativos y familiares al Mundial de Corea-Japón. Ahora bien, no se debe desdeñar tampoco la realidad del crudo enfrentamiento entre la RFEF de Villar y el gobierno del PP a través del Consejo Superior de Deportes (CSD) de Miguel Cardenal -a quien ha sustituido José Ramón Lete-, precursor en 2016 de la denuncia que ha dado lugar a la investigación policial y a la actuación desarrollada ayer; ni la alianza entre el CSD de Cardenal y la LFP de Javier Tebas en un fallido intento de lograr el relevo de Villar (posteriormente reelegido en mayo para un octavo mandato con 112 votos a favor, 6 nulos y 11 en blanco); ni el hecho de que las fiscales que ahora acusan a Villar son las mismas que investigan otras denuncias del CSD contra la RFEF en los juzgados de Majadahonda por un desvío de subvenciones para fines educativos en África y Centroamérica que la RFEF, en previsión de evitar un delito de gestión, ha restituido; tampoco que la federación no tiene carácter público y que, al no tenerlo, las acusaciones más nítidas apuntarían en todo caso a Padrón; o simplemente que no sería la primera investigación mediática de la UCO que no se concreta.