Obsolescencia programada
La Comisión Europea ha impulsado una resolución para que explore las posibilidades de impulsar una legislación que incentive a los fabricantes para que los productos tengan una vida útil más larga y que se puedan reparar. Los franceses lo han intentado antes, pero es muy difícil que esto funcione de forma practica porque el consumidor tiene que probar ante la justicia que esos dispositivos están fabricados para que solo funcionen durante dos o tres años como máximo. Yo compré mi teléfono móvil en abril del año 2014. Funciona a la perfección y su rendimiento es perfecto. Sé exactamente las aplicaciones que necesito usar, tengo activadas las copias de seguridad en la nube y si todo va bien voy a poder disfrutar durante más tiempo de este terminal. Pero desde noviembre del año 2016 el fabricante me avisó que no pensaba actualizar la versión del sistema operativo de mi terminal, lo que no deja de ser un problema de seguridad ante la amenaza que supone no estar a la última en cuanto al software.
Los fabricantes quieren vender y no quieren reparar. Ya no hay servicios técnicos oficiales de casi ninguna marca y los que existen solo te permiten reparar tu teléfono porque les obliga el periodo de dos años de garantía. Si tu teléfono no está en garantía tienes que buscar alguna de esas empresas de reparación que hacen lo que pueden, porque los propios fabricantes no les suministran las piezas necesarias para la reparación. El último truco de los fabricantes consiste en blindar el teléfono con una carcasa que no se puede abrir, lo que hace que uno de los elementos que más suele fallar, la batería, no sea posible sustituirla y por tanto, si después del periodo de garantía nos falla, te puedes despedir de tu teléfono.
Cada año generamos más de 40 millones de toneladas de basura electrónica por la corta durabilidad de los productos que compramos. Electrodomésticos, televisores, ordenadores, tablets, teléfonos móviles?, todos los dispositivos de una forma u otra tienen una vida útil mas corta de lo que pensamos. Si pudiéramos reparar estos dispositivos nuestro bolsillo nos lo agradecería, se generarían puestos de trabajo y quizás la sociedad pensaría de otra forma, sin el abuso del consumo desmedido. No quiero tirar mi móvil todavía.