AHORA que algunos agentes sociales se empeñan, casi a diario, en agitar el fantasma de la privatización en Osakidetza, resulta conveniente hablarle claro a la ciudadanía y desmontar esa falacia con la que buscan confundir a la sociedad vasca. En Osakidetza no hay privatización, y el que diga lo contrario falta a la verdad. Puede ser que lo haga por ignorancia, por desinformación o, más grave, por simples intereses particulares. Osakidetza sí externaliza servicios, pero nunca los que integran su núcleo duro de actividad, es decir, nunca aquellos que tienen que ver con la asistencia sanitaria. Se delegan en terceros actividades como la lavandería o la cocina, buscando además mejorar los niveles de eficiencia. ¿Quién ha tenido que pagar por un servicio prestado por Osakidetza? ¿Quién se ha quedado sin ser atendido ante un problema de salud? Nadie. Ni una sola persona en Euskadi ha pagado por un solo servicio de salud de la cartera de Osakide-tza. Incluso en los momentos más impactantes de la crisis, el Gobierno vasco ha mantenido su apuesta por las personas, lo que se ha reflejado en sus Presupuestos: blindaje de las políticas sociales y compromiso firme con unos servicios públicos sin recortes, universales y de calidad. Hace unos días, conocíamos el Proyecto de Presupuestos para 2017: casi 3.540 millones de euros para Salud, el departamento con mayor partida (casi 1 de cada 3 euros del global). Le sigue Educación, con 2.662 millones de euros (uno de cada cuatro).

Cabe preguntarse sí sería deseable incrementar recursos económicos para mejorar más y más rápido. Pero no todo se resuelve incrementando recursos. Hay otros elementos que también facilitan un sistema sanitario universal y de calidad. Es indudable que uno de los principales valores que tiene nuestro sistema sanitario son sus profesionales. Tenemos una plantilla excelente: bien formada, con conocimientos y con gran calidad humana, juega un papel clave en mejorar la atención de los y las pacientes. Pero no podemos obviar que vivimos en una sociedad en constante cambio. El envejecimiento de la población, el aumento de las enfermedades crónicas o el incremento de los niveles de dependencia nos obligan a todos y a todas, en especial a quienes trabajan en la sanidad, a estar en permanente actualización de sus capacitaciones y conocimientos. Esa es la obligación de la administración para garantizar la calidad de nuestro servicio: formar a las personas para mejorar el servicio al paciente. Y eso es lo que está haciendo el Gobierno vasco.

Por encima de la media europea Euskadi lidera la inversión per cápita en salud del Estado. El gasto sanitario en la actualidad es de 1.572 euros por persona muy por encima de la media estatal y de la Unión Europea. Esto no es autocomplacencia del gobierno. Esto no es el oasis vasco. Estos son datos objetivos. Y son posibles porque se ha continuado garantizando los recursos presupuestarios necesarios para mantener y mejorar el servicio. El presupuesto del Departamento de Salud no ha decrecido, sino que año tras año se ha incrementado, asegurando así la sostenibilidad del sistema. Pese al azote de la crisis, el Ejecutivo vasco sigue renovando centros de salud, abriendo nuevos hospitales, adquiriendo los mejores equipamientos para implementar los tratamientos más innovadores e incrementando la plantilla. ¿Conocen algún otro servicio público de salud que muestre este comportamiento?

El Gobierno vasco ha acometido en los últimos años un importante esfuerzo inversor para tener las mejores infraestructuras sanitarias, tecnología puntera y plantillas renovadas y acordes a las necesidades. Esfuerzos que bien merecen la pena y que redundan en beneficio de todas las personas que viven en Euskadi. ¿Acaso no queremos los mejores servicios? ¿Acaso no queremos la mejor gestión de los recursos? Pues eso es precisamente lo que se ofrece en los nuevos hospitales de Osakidetza: un modelo de gestión válido, consolidado y con buenos resultados. ¿Acaso los y las vecinas de Zumarraga, Mendaro o Bidasoa no están satisfechas? Se han invertido 60 millones de euros y se van a crear más de 500 puestos de trabajo en el nuevo hospital de Urduliz, todo al servicio de las personas: 175.000 beneficiarios en la comarca de Uribe. Así fueron concebidos también los nuevos servicios del HUA y el hospital de Gernika-Lumo: los y las mejores profesionales, las mejores infraestructuras y el mejor modelo de gestión. Eso sí, modelo público. “Compromiso con las personas”, como tanto hemos oído decir al consejero Darpón y al lehendakari Urkullu.

Invertir... en personas Se ha invertido en infraestructuras y se ha invertido en personal. Y en dotar a la plantilla de estabilidad. Lo que se ha podido, claro, que no siempre es lo deseado. Ahí están, no lo olvidemos, las dificultades económicas y las limitaciones que impone Madrid vía tasas de reposición. Aun así, en los últimos cuatro años la plantilla estructural de Osakidetza se ha incrementado en 700 personas. La política de recursos humanos se ha mantenido en clave incrementalista. Ahí está la OPE 2014-2015 (1.014 plazas), la OPE 2016 con la OPE 2017 (hasta 2.500 plazas, aproximadamente) y así seguirá progresivamente. ¿Por qué? Porque un servicio público de salud de calidad requiere de profesionales que tengan garantizada su estabilidad contractual, que cuenten con condiciones laborales adecuadas. Porque queremos seguir contando con los y las mejores profesionales de la salud para que presten su servicio a nuestra sociedad. Porque queremos que Osakidetza siga siendo un referente en atención sanitaria. Porque queremos que sea un sistema de calidad, universal y moderno. Porque Osakide-tza es de todos y todas. Apoyémosla.