Al presidente de la DYA
Mal empieza su presidencia en la DYA el señor Izaguirre cuando lo hace faltando a la verdad, pues señala en una entrevista que él fue quien fundó la DYA de Galdakao, allá por 1986. No es que sea muy importante quién la fundó, sino que lo importante es decir siempre la verdad. La DYA galdacanesa la fundaron un grupo de vecinos de esa localidad que venían desarrollando esa misma labor durante muchos años antes en la calle Iparraguirre de Bilbao. Entre ellos estaban los señores Jiménez, Juarrero, Cortázar, Muñiz... y también el que esto suscribe, que tuvo el honor de dirigir durante un año aproximadamente a un magnífico equipo de una veintena de voluntarios de la zona. Entre ellos, en el primer cursillo que organizamos, reclutamos a un joven Fernando Izaguirre, de Aperribai, que, si no recuerdo mal, ni siquiera era mayor de edad. No estaba por tanto preparado para fundar nada. Eso sí, era muy perspicaz e interesado en la materia y no tardó en despuntar en el desempeño de nuestra labor asistencial. Recuerdo que la creación del servicio me fue ofrecida por el doctor Usparitza al ver lo constantes que éramos aquel grupo de Galdakao en nuestra relación con la asociación. Sin embargo, después de un año de intenso trabajo y con el servicio ya plenamente operativo, las discrepancias con una parte de la directiva forzaron mi dimisión irrevocable. Aun así, no me sustituyó el señor Izaguirre en las labores de dirección de la DYA de Galdakao, sino que fue Iñaki Juarrero quien se hizo cargo de esta labor durante unos meses, hasta que Izaguirre le reemplazó. Para entonces la DYA de Galdakao era una realidad que habíamos logrado independizar de la de Bilbao, algo de los que nos sentíamos muy orgullosos. No le guardo rencor a Izaguirre por no hacer honor a la verdad. Fue un buen aprendiz y seguro que será un buen presidente, pero le aconsejo que para conseguirlo empiece siempre por decir la verdad.