La nueva entente cordial
Desde voces pretendida y pretenciosamente autodenominadas democráticas se suele aludir a la españolidad de Hego Euskal Herria; así, para estos paladines de la democracia, “el País Vasco (a Navarra la omiten) es parte de España, y decir que la naturaleza del conflicto es política es una apreciación radicalmente injusta y errónea”. Aún es más, “Euskal Herria es una entelequia y una ensoñación”, fruto del carácter iluminado de los nacionalistas vascos. Aunque en esta Europa unida, los nacionalistas no lo seamos nosotros, los vascos, sino que los verdaderamente nacionalistas son todos aquellos que no quieren perder lo que fueron y a la vez quieren hacer una unión imposible. Porque malos parecen los nacionalismos excluyentes, pero peores parecen los incluyentes de turno, como el de Rajoy. Ahora que no hay terrorismo ni lucha callejera es el momento de comenzar esta negociación, a la que el gobierno de Rajoy se niega porque tiene miedo a que se abra “la caja de los truenos”. La paz no surgirá por un mero dejar hacer que se resuelvan automáticamente los problemas. Estos hay que afrontarlos. Desde el PP siempre han mantenido que “la Constitución no es un límite, es la regla del juego”. Pero esta también incluye en su Disposición Adicional primera, el respeto y amparo a los derechos históricos de los territorios forales, y la actualización general de los mismos en el marco de los Estatutos de Autonomía. El PP del País Vasco, en el vigésimo aniversario de la aprobación del Estatuto de Autonomía de 1979, se comprometió por medio de su presidente, Carlos Iturgaiz, a completar el Estatuto y desarrollar las escasas competencias que aún quedaban por transferir... Han pasado 17 años más y el Estatuto de Gernika sigue prácticamente con el mismo articulado sin tocar, por lo que parece que ha llegado la hora de darlo por superado y abogar por nuevas ententes cordiales con el Estado español.