La agonía del bipartidismo
Este año sin gobierno se lo debemos al bipartidismo, pues PSOE y PP confiaban que lo que dejó Franco “atado bien atado” carecía de fecha de caducidad. El PP esperaba que los socialistas le facilitaran el turno al poder como era norma desde la proclamación de la Constitución. El sueño del bipartidismo era una bomba de relojería que le ha explotado al PSOE, convirtiéndose en marginal después del poder omnímodo que disfrutó con Felipe, acusado de instigador de la guerra sucia. Extrañamente, el PP ha sabido trampear a pesar de los currículos corruptos de sus barones, de la quiebra en la que ha sumido a la economía española y de la incompetencia flagrante de Rajoy y sus ministros. Es un hecho sociológico único en el mundo que un partido que a diario aparece en la prensa denunciado por casos de corrupción, el número de sus votantes crezca sin cesar. Es índice de la humillante cultura política del pueblo español que recoge los frutos del franquismo para ridiculizar el sufragio universal, Para el PP no tiene importancia porque reconocen que la corrupción es inherente al poder y sirve para que los del partido de turno en el gobierno se forren y el que está en la oposición se dedique a moralizar hasta que le toque el turno de gobernar. La crítica que habría que hacerles a los diseñadores de la Transición sería su ingenuidad y su falta de agudeza. Cómo no se dieron cuenta que más pronto que tarde este chiringuito no iba a poder durar, teniendo en cuenta que la juventud viaja al extranjero, es culta y que la libertad es un virus que solo se puede curar extirpándolo como en la dictadura. Ahora ya es irreversible: la república es un clamor, surgen partidos que denuncian el bipartidismo y sus programas son homologables a los de países demócratas tradicionales. Lo malo es que los del bipartidismo no se rinden y morirán matando porque se acaba el maná.