¡Despierta!
Hemos sido hipnotizados esperando las soluciones fuera, en la política, por ejemplo, en vez de dentro. Seguimos apostando ficha a unas religiones que nos han educado en la adoración de un Dios externo, que nos enfrentan y nos han alejado de lo que la religión original enseñaba: que nuestra Divinidad no es externa, sino Interna, y que no debemos adorarla fuera, sino aprender a reconocerla dentro, en todos y cada uno de nosotros. Seguimos creyendo en las medidas que propone la Economía y que satisfacen antes que nada la avaricia de los vampiros que la controlan, y se olvidan habitualmente de los vampirizados, la inmensa mayoría. Los más asépticos, o pragmáticos fiamos nuestra salvación a la Ciencia, esa que alimentada desde la inconsciencia como ha estado hasta ahora a punto está de destruir el Planeta. Es momento, pues, de dejar de esperar las soluciones fuera, de dejar de servir y dar crédito a quien no se lo merece, de aplicarnos antes que nada individualmente, de unir nuestras fuerzas y rechazar las migajas envenenadas que nos ofrecen, con las que esos otros amigos pretenden seguir manteniéndonos engañados y sumisos.