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PSOE desnortado

Algo tienen que tener los gringos de lo que carecen los europeos para que, a pesar de su simplismo, muestren un sentido del patriotismo tan desarrollado. Porque la sociedad yanqui carece de valores más allá de la feroz competencia, apasionada por consumir sin límite y considerar dogma el american way of life, defendido por políticos que basan toda su estrategia en el espectáculo para deslumbrar a los pueblos que dominan por medio de sus fuerzas armadas y cuerpos policiales, sin ajustarse a norma ética alguna. Una sociedad desestructurada e insolidaria en la que los dirigentes ejercen un dominio absoluto sobre las clases inferiores: negros, hispanos o colectivos empobrecidos, víctimas de la crisis que han perdido toda esperanza de recuperar la dignidad. Defienden el uso de las armas sin restricciones, educando desde niños en su manejo para defenderse. Esa pasión por las armas potencia la irrupción del exmilitar de turno que, fanatizado, se siente orgulloso de haber servido en los marines o rangers, escenificando la ceremonia macabra ante una escuela, portando un sofisticado arsenal de armamento que dispara contra niños y familiares que les esperan, como expresión de su patriotismo. La hazaña termina con un enjambre de policías blancos descontrolados que liquidan al exmarine heroico, al que en el cuartel enseñaron a amar con pasión a su patria hasta sacrificar a sus compatriotas. En esta sociedad enferma alcanza la presidencia George Bush, quien tiene el honor de ser el fundador de Estados Islámico por arrasar Irak en venganza por la humillación de la inesperada destrucción del Word Trade Center. Ahora compite en las próximas elecciones Donald Trump, un descerebrado histrión que constituye un riesgo real para la paz mundial. Sin embargo, estos genios no son unos parvenues; alguien nombró a Bush y Trump. Detrás de ellos decide el stablisment de Wall Street o el Pentágono, sombras que eligen quien deberá ser presidente del país de extrema derecha más poderoso del mundo, habitado por una población fanáticamente patriótica.