La UPV que se necesita
El desarrollo de su mandato en epoca recesiva también para la universidad refuerza y carga de razones la exigencia de financiación de la actividad investigadora y el talento propio que plantea el rector en su última apertura de curso
LA necesidad de un gran pacto que sitúe la financiación de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) entre las principales prioridades de los próximos años planteada por el rector, Iñaki Goirizelaia, en la apertura del curso, último de su mandato, traslada a la opinión pública y, sobre todo, a los responsables políticos e institucionales las urgencias que presenta UPV/EHU si se pretende herramienta para un desarrollo efectivo de la sociedad vasca. El planteamiento, en primer lugar, tiene la virtud de realizarse por quien dentro de un año no estará al frente de la universidad y especialmente por quien ha debido gobernarla en una época recesiva en cuanto a la financiación pública y lo ha hecho sin reproches en el esfuerzo por mantener a la universidad pública vasca como referencia, incluso si ha llegado a manifestar posturas “críticas” pero comprensivas frente a un escenario presupuestario en el que la aportación del Gobierno vasco ha pasado de superar los 411 millones (85%) en 2010 a los 303 (76,5%) del pasado ejercicio. Quizá porque esa financiación ha permitido, sin embargo, mantener una elevada inversión por estudiante, en torno a un 40% superior a la media de las universidades del Estado. Pero, en segundo lugar, porque ese llamamiento a reforzar nuestra universidad, a “apostar por la investigación universitaria”, en palabras del propio Goirizelaia, no se lanza exclusivamente en dirección institucional, sino que constata también -como ya hizo el último informe de fiscalización de la actividad de la universidad elaborado por el Consejo Social- el retroceso que la crisis ha provocado en la tasa de ingresos por contratación directa con terceros, es decir, en la capacidad de la UPV para comercializar el resultado de sus investigaciones en el sector privado a través de patentes, muy inferior en este caso al 35% que presentan las universidades del Estado y quizá una de las carencias estructurales que ha padecido nuestra universidad. La búsqueda de nuevas vías de financiación, en todo caso, debe acompañar en la todavía incierta superación de las consecuencias de la crisis -incluyendo la actitud restrictiva emanada de las instituciones del Estado- que han afectado durante más de un lustro a la UPV/EHU limitando un desarrollo que, sin embargo, las propias necesidades de nuestro país demandan.