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Otegi, “el inelegible”

Parece increíble que el gobierno y el Ministerio de Injusticia se hayan metido ellos solitos en un laberinto y no saben cómo salir. Puede que trate de minar al PNV y Podemos creando una polémica artificial para que Bildu consiga más votos que sin duda logrará creando el vodevil de declarar “inelegible” a Otegi, pues sea o no admitida su candidatura, le está haciendo una propaganda gratuita. Porque darle un sesgo jurídico a un asunto político solo se le puede ocurrir a los cerebros del PP. Desde la óptica jurídica la posición de los jueces es de TBO, pues la eminencia que redactó la sentencia y le declaró inelegible hasta 2021 contiene tales contradicciones y errores, que ahora quieren corregir dándole un matiz político a lo que es impericia del juez. La legislación exige que para declarar a un candidato inelegible se debe expresar con precisión a cuáles afecta, de lo contrario es nula la prohibición. Existía el precedente de que el Supremo declaró elegible otro miembro de la misma formación y fue admitido como candidato, saliendo elegido. Los jueces españoles son los más listos del mundo, pero no los más trabajadores, puesto que el redactor no tuvo la precaución de releer el borrador: sabía que era perfecto. Los abogados de Bildu, al conocer la sentencia se quedarían gratamente sorprendidos, pues descubrieron que en la sentencia estaba la defensa de su propia tesis. Por eso no la recurrieron y esperaron a la convocatoria de las elecciones. Los jueces, al comprobar el defecto de forma que invalidaría la declaración de inelegible hasta 2021 montaron en cólera y se las ingeniaron para que Otegi de cualquier forma no se pudiera presentar como candidato. Politizaron el asunto, con la inestimable ayuda de la prensa adicta y la torpe intervención de uno de los miembros de la Junta Electoral de Gipuzkoa que manifestó categóricamente que no sería candidato, sin que la citada junta hubiera expresado aun su sentencia. Es muy probable que el Supremo le declare inelegible por tratarse de un “asunto de estado”. Pero tendrá que tragarse el sapo cuando el Tribunal de Estrasburgo declare nula esa interpretación forzada, aunque, claro, sea emitida después de 2021.