Siria, soluciones ineludibles
Un año después de la crisis de los refugiados, los esfuerzos han de imponer una solución moral que implique a la comunidad internacional y devuelva a Europa la dignidad perdida
LA guerra civil de Siria constituye uno de los conflictos más largos del último siglo donde los principales combatientes, el gobierno y los rebeldes transitan en esta guerra ya debilitados pese al apoyo de fuerzas extranjeras como Estados Unidos, Rusia, Irán, Turquía y Arabia Saudí, apoyos que, sin embargo, no hacen presagiar una paz a medio plazo ni duradera para paliar la situación de aquellos que están sufriendo con mayor intensidad el ruido de las armas, la población civil. Cinco millones de sirios se mantienen en zonas donde resulta muy difícil el acceso a la ayuda humanitaria, un drama que no se amortiguó en la medida necesaria tras el ambicioso plan de trabajo que alumbró la Conferencia de donantes celebrada el pasado febrero y de donde salió el compromiso de más de 10.000 millones de dólares para ayudar a la población. La guerra ha provocado un movimiento humano desesperado sin solución hasta el momento, ni en los países vecinos, que acogen al 90% de los refugiados ni en la apertura de rutas en Europa que, desde la crisis de los refugiados, visibilizada ahora hace un año, ha visto impasible cerrar sus fronteras y tras el acuerdo con Turquía para la contención de la crisis, ha dejado un reguero de medidas encaminadas a cerrar el flujo de refugiados. Un año que arrancó con tenues movimientos o el compromiso de Angela Merkel de acoger a los huidos y que contrasta, doce meses después, con la ausencia clamorosa de programas de ayuda efectivos que habrían de concernir a toda la comunidad internacional, una necesidad de compromisos tal como la UE pidió ayer al G20 en China. Con todo y a pesar de la ausencia de esfuerzos, existen en el horizonte dos citas este mes de septiembre que han de mirar a poner solución de forma ineludible y urgente al reasentamiento de personas refugiadas: la reunión en la sede de la ONU, que supondrá, si existe voluntad, una oportunidad histórica para elaborar una eficaz respuesta internacional a la crisis y la Cumbre de líderes sobre refugiados promovida por Barack Obama en la que se hará un llamamiento a los gobiernos para que afronten nuevos compromisos de apoyo a las víctimas del conflicto. Se imponen moralmente soluciones y no solo la dialéctica de la corresponsabilidad de los líderes mundiales obligándose a hablar de ello cada cierto tiempo.