EL intenso debate político que ayer celebró el Parlamento español, en el que Mariano Rajoy tuvo que confrontar sus propuestas de Gobierno con las de los portavoces de todas las fuerzas políticas allí representadas, no sirvió, según lo previsto, para su elección en primera votación como presidente ni dejó lugar para que se pueda vislumbrar alguna salida a la situación de parálisis y bloqueo que las instituciones del Estado viven desde otoño del año pasado. Si algo ha quedado claro con el debate de ayer es que el principal objetivo de Mariano Rajoy cuando se decidió a presentar su candidatura no era otro que volver a machacar con que no hay otra alternativa para la formación de Gobierno que la suya. Y probablemente las formas y los contenidos por los que ayer discurrió la sesión será utilizada por el presidente del PP y sus portavoces para aumentar aún más la presión sobre el secretario general del PSOE con el argumento de que un acuerdo alternativo que estuviera obligado a sumar a las voces de socialistas las de Podemos y sus confluencias, con el consentimiento de los representantes nacionalistas vascos y catalanes sería lo más parecido al desastre para el proyecto nacional que PP y PSOE comparten. El debate celebrado ayer permitió nuevamente dejar constancia de la amplia pluralidad de actitudes políticas, sociales y nacionales que existen en el Estado español y han logrado una representación institucional en el Parlamento. Euskadi no tuvo protagonismo en la sesión hasta que llegó la intervención del portavoz del PNV, Aitor Esteban, quien en una intervención precisa y bien construida recordó al candidato Rajoy la relación de desplantes e incumplimientos con los que su Gobierno ha respondido a las instituciones vascas y a sus emplazamientos en casi todos los ámbitos que afectan al autogobierno vasco y a las políticas públicas que de él dependen, desde la Educación o la Hacienda a la Seguridad, la paz o el modelo de bilateralidad en que han de plantearse las relaciones entre los ejecutivos español y vasco. Del discurso de Rajoy, de sus argumentos y contestaciones y de su acuerdo con Ciudadanos no cabe esperar ningún cambio de actitud con respecto a los asuntos que incumben a nuestra comunidad. Tampoco hay ningún motivo para pensar que el bloqueo político español tenga visos de desenlace a corto plazo.
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