Responder a las agresiones sexuales
Los ataques a mujeres en Aste Nagusia y en el entorno de las fiestas de otros municipios vizcainos en los últimos días ponen de relieve la gravedad del problema y la necesidad de la respuesta social e institucional
LA violación -con el agravante de que la víctima es una menor- de una joven en el entorno del Parque Europa de Txurdinaga, en Bilbao, donde se celebran multitudinarios conciertos a los que asisten miles de jóvenes, así como otra denuncia por tocamientos a una mujer en el barrio de Solokoetxe elevan ya a cinco las agresiones sexuales que han tenido lugar durante la celebración de la Aste Nagusia, casos a los que hay que añadir otros tres, también graves, en Portugalete, Sopela y Durango, todos ellos sucedidos alrededor del ambiente festivo de las respectivas localidades vizcainas. La mera constatación de estos execrables ataques a mujeres -a los que hay que añadir otros, como la violencia machista verbal y física- permite percibir el alcance de un grave problema social al que hay que hacer frente con todo el rigor y con toda la firmeza y exige, como ya se está haciendo, la toma de medidas eficaces para prevenir y, en su caso, perseguir, detener y castigar al agresor. Los atentados a la libertad sexual son una consecuencia de la situación de desigualdad entre hombres y mujeres y del machismo imperante aún en nuestras sociedades. Los avances, que evidentemente se están dando, siguen antojándose escasos en este terreno pero ello no obsta para ponerlos en valor y perseverar en la concienciación social de hombres y mujeres. Desde antes del inicio de la Aste Nagusia, todos los estamentos -Ayuntamiento, Bilboko Konpartsak, partidos y asociaciones- hicieron causa común contra las agresiones y la violencia contra las mujeres. Y, aunque es evidente que no se han conseguido evitar, también lo es que la concienciación social frente a los ataques sí está dando sus frutos. Esta sensibilización -perceptible para todos-, la respuesta ciudadana y el apoyo social e institucional a las mujeres, en especial a las agredidas, está dando sus frutos y debe seguir dándolos una vez que terminen las fiestas, porque no se debe bajar nunca la guardia. Por ello, cobra especial importancia la implicación directa de las instituciones y los representantes públicos y, en este sentido, merece destacarse el papel activo del alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, en la denuncia pública y contundente de los ataques y en sus continuos llamamientos a la ciudadanía a “levantarse” contra los agresores. Solo con la respuesta social y la actuación eficaz de la policía, las instituciones y los jueces se podrá erradicar esta lacra.