pOR casualidad, pillé en la noche del miércoles una nueva entrega del programa de Bertín Osborne en La 1 de TVE, con el cinematográfico título de En tu casa o en la mía, espacio de humanas conversaciones con el hilo conductor de la presencia en todos los números del conocido cantante, actor y presentador de televisión. Lo cogí mediado el programa y me enganchó hasta su finalización por las naturales maneras de comportarse él y ella, siendo ella Mariló Montero, bellezón, periodista y conductora de programas mañaneros en competición desigual con Susanna Griso y Ana Rosa Quintana.

La entrevista es fecundo método periodístico para producir productos informativos o de entretenimiento, y hasta en ocasiones se construyen entrevistas de autor, como es la presente de Bertín. Cada entrevista busca una singular manera de encarar la relación con el entrevistado y Televisión Española ha encontrado un filón con el juego de visitar la casa del entrevistado y entrevistador, como dinámica de juego para fijar la propuesta en las apetencias de la audiencia, que está respondiendo a la oferta televisiva.

El acierto en la elección del personaje y las ganas que tenga de desnudar su alma ante la presencia de Osborne es clave para que los programas avancen, y el citado con Montero tuvo gracia, aciertos en los momentos de intimidad (prácticas sexuales y amenaza terrorista) y atmósfera cordial.

De Mariló hay que decir que genio y figura hasta la sepultura y que no la cambia ni la navarra madre que le trajo al mundo. Tiene punto de riesgo, patinazo y calor en sus intervenciones, y descarada tendencia a fraguar frases para la historia, como la de “sexualmente inteligente” que soltó en medio del encuentro, como modo de comportarse los humanos en esta cuestión. Supieron, ambos, entender sus papeles ante las cámaras, en un ejercicio de empatía y buen hacer.