Independencia
Tergiversar la realidad es lo que pretenden muchos políticos y acaudalados conservadores cuando se posicionan sobre el derecho a decidir y ni qué decir respecto de la independencia. La piedras arrojadizas que hasta ahora eran la traición, insolidaridad, falta de proyecto etc., han dado paso a la expulsión de la Comunidad Europea. La idea de los nacionalismos en el Estado español es muy anterior a la Europa del euro y su raíz, equivocada o no, tiene sus orígenes en los sentimientos que comparten una importante proporción de su ciudadanía, compuesta fundamentalmente por quienes tienen sus raíces en este entorno y por los que no siendo originarios se han integrado como uno más.
Quienes hayan vivido la posguerra no pueden tener ninguna duda de la persecución y castigo a que han sido sometidas la ideas en contra de la “Una, Grande y Libre” y para que no quedase duda sobre la idoneidad de la unión nos regalaron una monarquía con proyecto de perpetuación. Todos los que se han aprovechado de esa unión, para que sus intereses persistan mientras “reinen”, han adoctrinado sistemáticamente al pueblo para que “patria y rey” sea al menos tan importante como el fútbol. La Iglesia católica nos educó en una serie de dogmas sin los cuales, ni tan siquiera dudarlos, no era posible la salvación, ni gozar de la otra vida, solo el infierno nos esperaría. Pero al final acabó admitiendo que otras religiones son tan válidas para el objetivo final y todo se basa en la tolerancia. Pues en política “res de res”, o se sigue el guion fielmente o caerá sobre vosotros todo el peso de la justicia y el abismo extracomunitario.