EL aldabonazo en la conciencia de la sociedad europea provocado por la denominada crisis de los refugiados también se acompaña de la alarma por las dificultades que sus instituciones hacen patentes a la hora de articular una respuesta a la exigencia que esa sociedad les transmite de proceder al asilo y atención de los centenares de miles de personas que se agolpan a sus puertas o transitan ya por sus carreteras.
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