LA Asamblea General de Eudel celebrada ayer en Durango permite adivinar un nuevo momento en el municipalismo vasco ahora que los ayuntamientos empiezan a conformarse como ejes de gobernanza global definidos localmente. La pluralidad en la Comisión Ejecutiva y las Comisiones Territoriales y la “puerta abierta” que su nuevo presidente, Imanol Landa, mostró a quien quiera incorporarse al proyecto, en clara alusión a EH Bildu, junto a la disposición que esta formación -segunda tras el PNV en cuanto a poder municipal- anuncia para la consecución de acuerdos en ese sentido, permiten adivinar que la asociación de municipios vascos empieza a estructurarse como lo que realmente se ideó hace 33 años, cuando empezó a andar en 1982 con la defensa de la autonomía municipal, la coordinación de los ayuntamientos vascos y su representación ante otras instituciones como principales intereses. El casi unánime apoyo (657 de los 660 votos emitidos) alcanzado por el nuevo presidente, la presencia de los representantes de EH Bildu y su análisis sosegado de las diferencias que aún se mantienen en el aspecto estatutario refrendan ese horizonte, primordial cuando el Parlamento Vasco se prepara para debatir el proyecto de nueva Ley Municipal que definirá no solo las competencias sino también las capacidades de los ayuntamientos vascos en el desarrollo de sus cada vez más amplias responsabilidades. En ese sentido, la coordinación de todos los ayuntamientos de la Comunidad Autónoma Vasca bajo una sola aunque plural dirección debe facilitar también la coordinación y la relación con los otros dos niveles institucionales vascos, el foral y el autonómico, especialmente al desarrollar una legislación propia que impida el menoscabo de la autonomía local a través de normativa del Estado como la Ley de Reforma de la Administración Local que el Gobierno Rajoy aprobó el pasado año. Todo ello no hará sino proteger el criterio de subsidiariedad que siempre ha estado presente en la organización institucional de Euskadi y profundizar en el mismo primando la cercanía al ciudadano de los ayuntamientos mediante la dotación a estos de los instrumentos precisos para que subsidiariedad sea sinónimo de efectividad en la prestación de servicios a los ciudadanos.