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Esperanza, Florentino y Cía.

Se estiran de los pelos y claman algunos al cielo cuando se pita al himno español en finales de por medio disputadas últimamente por los dos mismos equipos. Que sentimos odio, que no respetamos al resto de los españoles, que no juguemos la competición, que se haga a puerta cerrada? y chirigotas todas de este tipo. Se nos quiere modelar con lo marcado en la divina Constitución que parece ser tan importante como las tablas de Moisés: intocable; ahora bien, que se reforma en diez minutos cuando interesa. Cuando no interesa al binomio político se deberá seguir también la trampa legal del procedimiento, imposible para las minorías en la cámara, más débiles. Pues miren ustedes, esta ley de leyes dice que todo el mundo podrá expresar libremente su pensar o parecer. No voy a entrar en si está bien o mal silbar al himno o en aplaudirlo hasta quemarse las manos de la emoción. Es una decisión que hay que respetar, guste o no guste. Algunos debieran preguntarse por qué se pita el himno o por qué se pita a la corona. Digo yo que algo habrá?, lo mismo, mismo que los que les vitorean. De todas formas, lo único claro, muy claro que hay es que la afición del Athletic es única, es grande: acompañamos, animamos y queremos a nuestro equipo como nadie, sentimos nuestros colores y está llena, solamente llena de buena gente. ¡No nos vengan con historias o con crecepelos de estos!