Con el auge de naciones-Estado, en el Renacimiento surgió una reivindicación de independencia moral frente al recurso de autoridades bíblica y eclesiástica. En la edad de la razón (Kant, Leibniz, siglo XVIII), Jean-Jacques Rousseau sostuvo que la sociedad, junto con la ley, depende de la voluntad general,y que los individuos no entregan sus derechos naturales a ningún soberano sino a la sociedad que garantice su libertad e igualdad. En el siglo XIX se desarrolló el espíritu crítico y científico contra las teorías de la ley natural, porque supuestos apriorísticos eran incapaces de solucionar problemas de sociedad complejas y porque la mejora de la ley se abordaría con más provecho sobre bases prácticas y no apelando la razón. Actualmente, aunque hayan disminuido las teorías, nunca han desaparecido en algunos escritores las referidas a la ley natural, debido a guerras, sociedad de masas y al estímulo de nuevos valores, además de los valores de libertad y justicia: personalidad acrecentada, resaltada e impulsada (o nacionalismo), solidaridad social, interdependencia y complementariedad, globalización, conjunción y vertebración (un Reino de Dios o las Bienaventuranzas del cristiano primitivo). Es decir, nadie tiene derechos si no tiene el derecho a cumplir con su deber para con la sociedad. La moderna ley natural se esfuerza por la búsqueda de valores, que sean comunes, consensuados, y por expresiones de juicios de valor, más que por un resultado de emociones o ideologías.
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