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Sectarismo delirante

El consejero navarro de Educación reaviva la polémica sobre los libros de texto en euskera, en un intento baldío de desviar la atención de su mala gestión, rebasa los limites de la dignidad política y falta al respeto a miles de familias

lA delirante comparecencia del consejero de Educación del Gobierno navarro, José Iribas, reavivando la polémica anual sobre determinados contenidos de los libros de texto de la enseñanza en euskera en Nafarroa, batió en esta ocasión los límites mínimos de la dignidad política, la ética democrática y el respeto a las personas. Iribas se dedicó, como si la situación en la educación navarra en euskera -de la que participan miles de familias, alumnos y profesionales-, estuviera sumida en un caos irremediable, a lanzar, una vez más, acusaciones de manipulación y adoctrinamiento. El ruido político del discurso de Iribas, que únicamente busca azuzar la confrontación entre navarros para intentar desviar la atención social de las miserias del Gobierno de UPN -y de los problemas que afectan a su gestión en Educación-, se limitó a unos pocos textos educativos sobre literatura y lengua en euskera que agrupan académicamente los territorios de Nafarroa y la CAV. Pero Iribas tuvo que admitir que ni sabe si se utilizan y, vistas sus explicaciones, ni siquiera parece saber que su argumentación es tan absurda como si pretendiera que el espacio del castellano como lengua y de su riqueza literaria en los centros navarros se redujera a un mapa del actual territorio de Nafarroa sin incluir a Andalucía o Latinoamérica. Si semejante estupidez sonroja, más aún debiera sonrojar a quien tiene la responsabilidad de velar por un modelo educativo de calidad, igualdad de oportunidades y futuro para las nuevas generaciones navarras. Cuando Iribas señala la enseñanza en euskera como un foco controlado por la izquierda abertzale no solo miente -como ya ocurrió el pasado año con el supuesto informe sobre la enseñanza en euskera en Nafarroa que se atribuyó a la Guardia Civil y que era tan falso que fue desmentido por el propio ministro del Interior-, sino que está faltando al respeto a las miles de familias que apuestan por la normalización de una de las lenguas propias de Nafarroa, con un modelo cuya calidad profesional y académica se acredita cada año en todo tipo de pruebas educativas; familias que con sus impuestos contribuyen, entre otras cosas, a que el consejero haya podido vivir del erario público desde hace treinta años en todo tipo de cargos y puestos. O quizá cuando Iribas habla de adoctrinamiento le está traicionando su subconsciente, dadas las extremistas posiciones religiosas y políticas de las que hace gala.