ESCOCIA vive en estado de excepción. Sí, no es broma. No es que haya toque de queda, sino todo lo contrario. Los pubs han tenido permiso especial esta pasada noche para evitar la sagrada norma de servir la última ronda a las once. Ayer no sonó la campana que avisa del inminente cierre porque quien ha querido ha abierto sus puertas toda la noche para seguir los resultados electorales. Y en esto, también se han puesto de acuerdo: los ganadores podrán celebrarlo y los derrotados... consolarse.
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