La decisión del PP vasco
Tras las últimas declaraciones y acusaciones ‘populares’, las relaciones con el PNV se han tensado y amenazan con romperse, por lo que la formación de Quiroga debe reconducir su política
LAS últimas semanas han supuesto un salto cualitativo en las relaciones que mantienen dos partidos políticos vascos, el PNV y el PP. Un salto, evidentemente, hacia atrás, tras un agrio cruce de declaraciones y gravísimas acusaciones sin pruebas -y a sabiendas de que no las hay- que han tensado y enredado los siempre necesarios y complicados vínculos entre formaciones políticas adversarias. La situación no es nueva, como tampoco parece casual que esté estallando en estos momentos en lo que a todas luces parece una voladura intencionada y diseñada producto de una determinada estrategia de alejamiento por parte de los populares vascos hacia todo lo que tenga que ver con el nacionalismo tras el viraje iniciado por el PP en la CAV a raíz de la toma del liderazgo por parte de Arantza Quiroga, hace ahora quince meses. En política, muy pocas cosas suceden por casualidad. Y los últimos episodios protagonizados, entre otros, por Iñaki Oyarzábal, Nerea Llanos y Javier Maroto parecen ideados de manera un tanto artificial -aunque sus artífices lo vivan con la aparente naturalidad del plenamente convencido- para poner el foco mediático en un partido, el PP, necesitado de proyección en Euskadi a riesgo de quedar relegado a la inanidad. Un peligro que, sin embargo, aumenta de forma exponencial con estas muestras de extremismo dialéctico y político. En este sentido, la carrera electoral para las próximas elecciones municipales y forales parece haber comenzado para los populares vascos. Todo indica, a la vista de los últimos acontecimientos y de la actitud de los dirigentes del PP vasco, que la formación de Quiroga pretende, a falta de mejores postulados ideológicos o propuestas concretas para avanzar en el bienestar de los ciudadanos vascos, chapotear en el barro de las acusaciones hacia los demás -teniendo su casa como la tiene- y abrazar sin demasiados complejos la ideología más extrema de la derecha. Las advertencias dirigidas desde el PNV -tanto por parte de Joseba Egibar como de Koldo Mediavilla- sobre una posible ruptura de relaciones entre ambas formaciones suponen un serio toque de atención. Arantza Quiroga y el resto de dirigentes populares deben tomar una decisión urgente sobre su papel y el de su partido en Euskadi. De momento, no parece que vayan por el buen camino.