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‘Nuevo’ PSOE, mal comienzo

Pedro Sánchez enseña sus cartas con su Ejecutiva: escasa integración interna, Patxi López sufre un sonoro fracaso en su apuesta y la propuesta de Estado federal queda en manos de Andalucía

TAL y como estaba previsto tras los resultados de la votación entre la militancia socialista, el congreso federal extraordinario del PSOE proclamó ayer a Pedro Sánchez como nuevo secretario general del partido. De su primer discurso como líder de la formación ante los cerca de mil delegados, poco distinto de lo que el propio Sánchez ha venido reafirmando en las últimas semanas puede aún colegirse respecto a las grandes líneas maestras del “nuevo PSOE” que se presenta ante la ciudadanía con la obligación de ofrecer una imagen renovada, un discurso atractivo y una solidez como alternativa de gobierno. Pero si de sus palabras no puede extraerse más que el lógico optimismo ante el futuro -“somos el partido del cambio”, afirmó-, de sus primeros hechos sí hay indicios que permiten atisbar cuáles van a ser sus prioridades. En este sentido, la composición de la nueva Ejecutiva parece fiel reflejo de las intenciones del secretario general. En primer lugar, cabe resaltar la escasa “integración” interna pese a la profunda renovación que tiene lugar en la dirección socialista. De hecho, Patxi López es casi el único que repite con respecto a la Ejecutiva anterior de Rubalcaba. El papel del aún secretario general de los socialistas vascos en este nuevo PSOE es más que discreto, ya que estará encargado del área de Acción Política, cargo muy similar al que ya tenía -denominado Relaciones Políticas- y que carecía de peso específico real dentro de la formación. La apuesta de López, que llevaba años trabajando y construyendo su candidatura para liderar el PSOE hasta que la dura realidad de los resultados electorales en Euskadi le llevó a desistir, queda, así, en un sonoro fracaso que traslada al conjunto del socialismo vasco, sumido en la irrelevancia. Porque la verdadera apuesta de Pedro Sánchez, el núcleo duro que dirigirá el partido, será -como no podía ser de otra forma- Andalucía, con la nueva presidenta Micaela Navarro al frente, y el número dos, el riojano César Luena. Pero lo más difícil de digerir, sobre todo para vascos y catalanes, es que el área de Política Federal al que aspiraba López y en el que se concretará y desarrollará la gran propuesta socialista de nuevo modelo de Estado federal, esté en manos de otro dirigente andaluz (Antonio Pradas), que no se ha distinguido por su comprensión de la cuestión nacional en Euskadi y Catalunya. No parece un buen comienzo.