Le estoy dando vueltas a lo del aforamiento de don Juan Carlos. Es el primer día que centrifugo el tema, así que la opinión no está del todo hilada. Como bien decía ayer, creo que lo esencial en la justicia es que no se admita cualquier demanda sin comprobación previa pertinente, y que ese principio, de cumplirse con rigor, sería de mayor garantía que cualquier aforamiento. Pero dado que el Partido Popular anda con prisas exageradas en esto de blindar al Rey saliente, se comenta incluso que también en materia civil, me he percatado que con tanta prisa a lo mejor lo perjudican seriamente. A él y a doña Sofía principalmente. Porque claro, si quieren aforarlo no sólo penalmente sino civilmente ¿en que posición dejan a su propia esposa? Pensemos que en el Derecho Civil quedan recogidos los derechos esenciales de una persona y blindar al monarca saliente dejaría a su mujer en un limbo de inseguridad. Y además, ¿en qué sucio papel dejarían a los Tribunales? Como ya se ha visto, la familia real es como cualquier familia real, salvedades aparte. No parece que en el cuaderno de ruta, y menos a esa edad, le vaya a dar a doña Sofía por demandar al rey ni viceversa, pero dado que son personas reales además de Reales, nunca se sabe. La vida da muchas vueltas y es lógico pensar que les quedan muchos años de vida. No dudo tampoco que ambos cónyuges tengan acuerdos privados legales de antemano. Pero evidentemente mi forma de cavilar es la de una ciudadana común y debo ponerme en el lugar de cualquier común mujer. Imaginemos qué sería de la democracia si todos los hombres casados de España tuvieran que ser juzgados exclusivamente por el Tribunal Supremo en una demanda civil. Ninguna mujer podría recurrir la sentencia. ¿Es eso justo y democrático? Yo creo que lo que no es justo ni democrático para una mujer común tampoco lo es para doña Sofía.
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