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Aún queda camino

Quizá la gran trampa a la que se enfrenta hoy día el reto de la igualdad entre mujeres y hombres es la creencia ampliamente extendida de que todo el trabajo está hecho, pero la realidad dice lo contrario

LA II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague en agosto de 1910 aprobó por unanimidad proclamar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Es el germen del Día Internacional de la Mujer que celebramos hoy. Y este 8 de marzo puede significar la excusa para colgarse la medallita un día al año y aliviar conciencias o bien el recordatorio público de que desde ese agosto de 1910 se ha recorrido un largo camino, pero ni mucho menos se ha logrado alcanzar la legítima, necesaria e inapelable igualdad entre mujeres y hombres. Esa es quizá la gran trampa a la que los derechos de la mujer -los de todo ser humano en realidad- y el reto de la igualdad se enfrentan hoy: la creencia ampliamente extendida de que todo el trabajo esta hecho. En cambio, la realidad dice lo contrario. Sin ir más lejos, el Estado español ha entrado en una política regresiva criticada internacionalmente -la última denuncia ha sido de Amnistía Internacional- que retrotrae a tiempos de la dictadura en lo relativo a la legislación sobre aborto, pero también en otras actitudes en relación con la igualdad. Que se penalice a las mujeres por decidir sobre su maternidad es el último síntoma de un sistema que convive con injusticias tales como la brecha salarial entre mujeres y hombres o determinados roles patriarcales que se afianzan en la vida cotidiana. Emakunde ha cifrado la diferencia salarial en Euskadi en 7.000 euros anuales -1.000 más que hace solo cuatro años-, un factor que resulta determinante en decisiones como quién se acoge en la pareja a reducciones de jornada en caso de necesidad familiar. Los recortes sociales amparados en la crisis económica han contribuido a agudizar esta desigualdad y, en un círculo vicioso, derivan en mayores dosis de precariedad laboral para las mujeres y, a la postre, en una mayor exposición al riesgo de exclusión social. En la CAV, el 85,3% del trabajo a tiempo parcial es desarrollado por mujeres y esta fotografía debería avergonzar a cualquier sociedad. A su vez, la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE acaba de hacer una macroencuesta entre 48.000 mujeres que concluye que un tercio ha padecido violencia machista y una de cada diez ha sido agredida sexualmente. El de hoy no puede ser un día de celebración, sino de reivindicación: 8 de marzo ha de ser todos los días del año.