es posible que no pueda edificarse nunca un futuro sin haber resuelto antes el pasado, es posible, pero también hay que reconocer que el exceso de anclaje en el pasado puede llegar a aburrir y a condicionar seriamente el futuro. La virtud se podría encontrar en el término medio. Sería necesario un brujo que exorcizara a este país llamado Euskadi para que nos animara a pensar y vivir en el presente y en el futuro y a dejar los horrores del pasado no en el olvido pero sí en un plano no tan importante como el actual. Hubo años de plomo, sí, hubo años de varios centenares de víctimas, claro, pero no podemos estar regodeándonos eternamente en ese breve período histórico. Varias décadas después de la Guerra Civil, se denominaba irreconciliables a aquellos que siempre estaban hablando del pasado sin evolucionar y sin mirar casi al futuro y así puede que sea imposible la construcción de un país. Hay que entender a las víctimas y ningún ejercicio mejor que ponerse en su lugar. Hay que arroparles, facilitarles la vida económica a ellos y a sus descendientes, consolarles y reconocer su papel pero creo que es un error -jaleado por algún partido de la derecha española- otorgarles un protagonismo político que no deberían de ocupar. El hecho de ser víctimas no da a su opinión mayor importancia que a la del resto, el hecho de ser víctimas no puede darles patente de corso para que digan lo que quieran donde quieran y lleguen a poner en tela de juicio decisiones judiciales que el resto de los mortales aceptamos porque hay ocasiones en las que parece que ciertas agrupaciones de víctimas desean antes una venganza que una justicia y sobre la venganza no se puede construir futuro alguno.
Yo hay noches en las que sueño una Euskadi ideal. Quienes antes llevaban pistolas piden perdón y entregan su arsenal. El estado abre la mano en su hermética política penitenciaria y se acabó la discusión. Que puede que muchas víctimas protesten es posible pero esa protesta no vendría de la cabeza y de las ideas sino de las vísceras y del corazón y cuando hablamos del futuro de un país es mucho más saludable utilizar las ideas. Y ya no son las víctimas, es el PP quien parece no querer avanzar. Siempre hablando de ETA en presente de indicativo como si ETA continuara existiendo. Parece que no se han dado cuenta de que llevamos dos años de paz. Sin entrega de armas y sin perdón pero con paz. Ahora el PP en lugar de disfrutarla prefiere torpedearla con el recurso eterno a los años en los que ETA existía. Creo que el brujo exorcizador debería dar una sesión a los señores del PP. También Maneiro siempre repite que la actual Bildu son los servicios auxiliares de ETA y eso es una gran mentira que no ayuda a construir el futuro de este país. Y se trata de gente católica que tenía que estar encantada con eso de la oveja descarriada que vuelve a casa, que vuelve a la democracia, pero les puede más el ansia de venganza y la negación del perdón. Estos irreconciliables de los años de plomo entorpecen el futuro de Euskadi. Estamos ante una oportunidad histórica de entrar en la senda de la paz y no hay que dejar que ni las víctimas ni las fuerzas de la reacción lo impidan.