Ponencia, interrogantes y responsabilidades
Pretender convertir en premisa inicial el objetivo final de la normalización con la admisión de las atrocidades cometidas como aval de su desaparición absoluta no parece el mejor método para llegar a responder a las exigencias de la sociedad vasca
EL anuncio por parte del secretario general del PSE, Patxi López, de la no asistencia de su formación a la Ponencia de Paz y Convivencia del Parlamento Vasco, cuya próxima cita debe tener lugar el día 13, y el razonamiento de dicha ausencia en la exigencia a EH Bildu del acatamiento previo del denominado "suelo ético" plantea crudos interrogantes no sobre la viabilidad de la propia Ponencia, sino en el compromiso de algunas formaciones políticas con la consecución, siquiera paulatina, de esa paz y convivencia que la misma persigue. En primer lugar, cierto es, planta a la izquierda aber-tzale frente a una decisión que aún debe a la sociedad vasca, la del reconocimiento de los principios éticos básicos que impiden en cualquier caso el uso y/o justificación de la violencia. Y, es cierto, solo dicho reconocimiento podrá ser germen de una convivencia auténtica y, por tanto, fundamento de la paz definitiva. Todo ello sigue pendiente. Como sigue pendiente el desarme y la disolución de las estructuras que han practicado la violencia. Pero la actitud socialista ante la Ponencia también planta al propio PSE ante sus responsabilidades, entre las que no es menor la de procurar encauzar los foros de diálogo y normalización en los que, desde ese principio ético, se trate de llegar a la admisión del dramático error de la violencia no ya desde el análisis estratégico sino desde un fundamento moral. Y pretender, como han hecho anteriormente UPyD y el PP, convertir en premisa inicial de la Ponencia el objetivo final de la misma, que no es otro que la normalización de las relaciones políticas y la admisión de las atrocidades cometidas como aval de su desaparición absoluta, no parece el mejor método de afrontar esa responsabilidad. Más bien se antoja posicionamiento táctico impulsado por la necesidad de ubicación frente al inmovilismo del Partido Popular (y la presión magenta) en el proceso, posicionamiento no exento quizás de intereses políticos particulares a los que incomodaría la proyección pública de la Ponencia que, sin embargo, se ha vuelto a ver ampliada por el propio anuncio de Patxi López sobre la nueva postura socialista. Todo ello, en cualquier caso, no responde a la exigencia que al respecto plantea la sociedad vasca a sus representantes políticos.