POCAS veces habrá habido tanta coincidencia como este año entre todas las partes implicadas al hacer una valoración positiva del desarrollo de la pasada Aste Nagusia de Bilbao. La polémica generada por la intervención del delegado del Gobierno, Carlos Urquijo, sobre la persona elegida por las comparsas como txupinera, el auto judicial que, como medida cautelar, prohibía a Jone Artola ejercer como tal, y la movilización posterior de la Izquierda Abertzale en torno a su figura hicieron presagiar un ambiente más propio de otros tiempos, que amenazaba con enturbiar si no todas las fiestas sí alguno de sus recintos o actos programados. Afortunadamente, los presagios no se han cumplido y no ha habido ningún elemento ajeno a las propias fiestas que haya enturbiado su celebración. Queda pendiente el fallo del juez titular del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de la capital vizcaina, Javier Lanzos, sobre el fondo de su decisión, así como las posibles consecuencias que se pudieran derivar para Jone Artola como consecuencia de las decisiones que ha ido adoptando en su complicado empeño de ejercer como txupinera sin que lo pareciera. No obstante, la fiesta ha transcurrido por otros derroteros, los propios de un evento pensado para el disfrute de la ciudadanía bilbaina, donde se han impuesto la tranquilidad, el respeto y la convivencia, en medio de un ambiente festivo y estival. Parafraseando al alcalde Azkuna, ha primado el "bakoitzak bere plana" y cada uno ha podido elegir el recinto y el modo en el que quería celebrar su Aste Nagusia. La seguridad ha funcionado en todos los ámbitos y el esfuerzo del Ayuntamiento ha hecho posible que la ciudad se mostrara tan limpia como está habitualmente. El programa ha demostrado que responde a las apetencias de un público variado, y que la participación y la gratuidad son los elementos que le dan personalidad y carácter. La apuesta del equipo de gobierno por elegir para los conciertos una oferta musical diferente a la de otros años ha encontrado la respuesta de un público juvenil que ha respondido de forma masiva, y el nuevo emplazamiento elegido en el parque Europa sugiere que el escenario ubicado en Txurdinaga puede ser el idóneo, sobre todo, si se mejoran algunos pequeños detalles. El Ayuntamiento, los comparseros, los representantes de hoteles y hosteleros han coincidido en celebrar la forma en que se ha desarrollado Aste Nagusia y han preferido subrayar los aspectos positivos a los pequeños incidentes o a las actuaciones incívicas que, aunque de forma aislada, también se han producido. La erradicación de la insalubre y molesta costumbre de orinar en los espacios públicos o la exagerada ingesta de alcohol por parte de los más jóvenes quedan como una tarea pendiente que solo se podrá abordar desde la educación y la concienciación.
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