AL comisario de Competencia y vicepresidente de la Unión Europea, D. Joaquín Almunia. Estimado Señor: Escuchándole en su alocución del pasado jueves en Madrid, en relación a la propuesta que usted plantea al resto de comisarios de la Unión Europea, en relación al asunto del denominado tax lease español, para cualquier ciudadano de a pie que no conociera el problema parecería que tenemos que darle las gracias por preocuparse de que la sentencia, según usted, no afecte a la industria naval española y vasca ni afecte a sus trabajadores ni familias, ni a todo el empleo añadido y servicios que genera este sector.

Usted dice y repite vehementemente: "La sentencia no afectara a los astilleros solo a los armadores, que contrataron los buques en los astilleros y a la banca y a los inversores, que la financiaron, que son los que tendrán que devolver las cantidades que obtuvieron como beneficios fiscales por contratar unos y financiar los otros la construcción de barcos entre los años 2005 y 2011 y nadie o ninguno de los afectados por la sentencia podrá subrogar la responsabilidad a los astilleros".

Señor Almunia: parece que tiene usted unas capacidades maravillosas para desligar y repartir el efecto de su sentencia en cajones estancos y particularizarla, "a ti te toca y a ti no", sin darse cuenta o quizá con desconocimiento de la concatenación de este sector, en el que los eslabones van todos unidos, siendo necesarios todos juntos para hacer que este sector funcione. El armador es el tractor de toda la demanda de la industria de construcción naval, de sus equipos y servicios anexos y este necesita de financiación (bancos e inversores), que le proporcionen el dinero necesario para poder encargar el buque al astillero, que a su vez subcontrata los equipos y servicios a la industria auxiliar naval.

Esto ha sido y es así en el mundo real e industrial, en este mundo tan globalizado y de una feroz competencia mundial, un mundo del que parece alejado, preocupándose más de sancionar a los miembros de la Unión Europea que de defenderlos de la feroz competencia asiática, como es el caso de nuestro sector.

Lo otro, lo que usted plantea, señor Almunia, es algo irreal y fuera de contexto ya que es imposible desligar a la banca e inversores (financiación) de los armadores y a estos de los astilleros y a estos de la industria auxiliar. Van todos juntos y todos son necesarios para lograr el buen fin de conseguir contratos y construir barcos, es decir, generar riqueza y empleo en Euskadi y en España. Y lo uno no funciona sin lo otro y si condenan a unos, están ustedes condenando a toda la industria, ya que nadie va a confiar en nuestra industria, ni van a tener seguridad jurídica en nuestro sistema.

Le recuerdo a que este esquema de apoyos financieros fiscales a la construcción naval, o parecidos, existen en todos los países europeos, con diferentes modelos e iguales resultados, para promocionar a su sector. Ni el sector, ni la banca ni los inversores debemos ser condenados por cumplir la legalidad vigente en nuestro país ni porque no exista una armonización fiscal ni normativa comunitaria para la construcción naval en Europa. Esas son responsabilidades que no nos atañen. Que cada uno haga su ejercicio de responsabilidad.

¿Hasta cuándo vamos a seguir denunciándonos unos a otros en Europa para que perdamos contratos y cuota de mercado y se vayan los pedidos a Corea o a China? ¿Es ese el funcionamiento de la Unión? ¿Una Europa en la que los países con lobbies más fuertes serán quienes consigan más cuota de mercado denunciando a los otros? Pues me temo, señor. Almunia, que esa es la percepción que tenemos en este momento, una Europa con doble rasero, con países de primera y de segunda, ya que es imposible entender -y recalco lo de imposible- el diferente trato que estamos recibiendo nosotros con su propuesta de devolución de los apoyos a la que recibió Francia en el año 2005. Para Francia existió y se tuvo en cuenta la seguridad jurídica y la confianza legítima y no se le hizo devolver ni un euro. Siendo el mismo caso, a nosotros nos obliga a devolver miles de millones de euros que harían quebrar a todo un sector industrial. ¿Es que hemos empezado ya con la Europa de las dos velocidades?

Tampoco entendemos, si tanto le preocupa el mantenimiento de este sector, por qué no menciona la existencia de un nuevo sistema tax lease para España, bendecida por usted y ya operativa, que tanto nos costó poner en marcha. Quizá porque usted también tiene dudas, después de su propuesta de condena: ¿Qué bancos van a montar nuevas estructuras financieras y a qué inversores van a animar a participar en estos proyectos? ¿Quizá los mismos bancos e inversores que ha vapuleado con su sentencia? ¿Se ha preguntado qué armadores van a volver a construir buques en España? ¿Quizá los mismos a los que ahora usted condena? La respuesta, señor Almunia, es nadie, ninguno.

Por ello, le pediría que bajara de su nube, muy teórica, muy bonita, muy europeísta, pero nada práctica ni real y que desde su sensatez pise tierra, la tierra de la industria, la de los negocios, la del sufrimiento del día a día de este sector por conseguir nuevos contratos, de convencer a los armadores internacionales de que somos serios, competitivos, innovadores, que sabemos hacer buques y los hacemos bien, pero que necesitamos los mismos instrumentos que tienen en funcionamiento nuestros competidores europeos para poder seguir en el mercado y que necesitamos quien nos financie las operaciones así como inversores que crean en nosotros para llevar a buen fin los proyectos.

Señor Almunia, nosotros, todos unidos, el sector con sus empresas, sindicatos, entidades públicas y privadas, instituciones, gobiernos autonómicos y central, le decimos, le pedimos reiteradamente y con una sola voz, que recapacite ya, que no nos está salvando y que lo que está haciendo, con su propuesta, es lisa y llanamente cargarse a la industria naval española y vasca y a las 87.000 familias que dependen de ella. Es la pura y cruda realidad en el mundo real.

Por ultimo, no quisiera terminar sin agradecerle su sensibilidad para con este sector. Aunque por mis comentarios anteriores pudiera parecer que no la tiene, veo que algo le queda: me refiero al hecho de esperar al día siguiente de nuestra patrona de El Carmen para dar a conocer la sentencia definitiva de muerte de nuestra industria naval. Gracias y que disfrute de la festividad? ¡¡¡en su nube!!!