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Radiografía del mundo

amenudo nos hacemos preguntas semejantes a estas:

1.-¿Qué pasa en el mundo? Es difícil saberlo. Tan solo tenemos la intuición, parafraseando a José María Aznar, de que "el mundo va mal". Y ese síntoma es debido a dos desequilibrios enormes.

Lo primero, el desequilibrio entre el medio ambiente (que está infravalorado), el sistema económico tradicional de producción de bienes y servicios (en teoría estaría valorado correctamente a los precios marcados por la ley de la oferta y la demanda) y el sistema financiero (que está sobrevalorado).

Segundo, el desequilibrio entre el sistema económico, las rentas que genera y la sociedad, que está generando una nueva clase social: los nadies o en terminología española los nininis: ni estudian, ni trabajan, ni tienen expectativas.

2.-¿Qué perspectiva tenemos para el año 2013 y 2014? Existen tantas predicciones que, por estadística, algún supuesto experto acertará. Recuerdo los brotes verdes o el chiste (que ya no lo es) del fin del año 2009, en el cual decíamos: "Feliz 2011" debido a que se pensaba que solo iba a ser malo 2010. Incluso Emilio Botín, que algo sabrá de economía, dijo en el año 2008 que no entendía tanto alarmismo ya que no estábamos en crisis, era solo una pequeña fiebre. ¡Emilio Botín! Seguro que ahora dice que la fiebre se ha convertido en neumonía severa, claro.

Basándonos en perspectivas históricas, el análisis más influyente es el de Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart: han estudiado todas las crisis como la que estamos viviendo a lo largo de la historia y de todos los casos semejantes al actual solo en dos la recuperación fue antes de 10 años.

3.-Está claro que ha habido un retroceso claro de bienestar global. ¿Se puede evaluar? Es muy difícil hacerlo debido a que muchos componentes del bienestar personal no se pueden medir en términos monetarios: por ejemplo, nuestros sueños o esperanzas en un futuro mejor, que se están desvaneciendo. ¿Y la desigualdad? Ha aumentado. ¿Y los servicios públicos? Han disminuido. Por lo tanto, el indicador económico de referencia, que es la evolución de la renta económica real (sin tener en cuenta las variaciones de precios), queda escaso. Por desgracia, el retroceso queda resumido en el cartel del 15-M Queremos vivir como nuestros padres.

4.-¿Qué ocurrirá después de la crisis? Existen dos tipos de fuerzas que mueven la economía, las que van de arriba abajo basadas en decisiones individuales de poderes ejecutivos (por ejemplo, subir los tipos de interés o los impuestos) y las que van de abajo arriba (que las personas decidan montar sus empresas, se vayan a vivir al campo o en un caso extremo pueden realizar una revolución como las conocidas en la denominada primavera árabe).

Si pensamos en estas fuerzas, se observan dos patrones claros:

Primero, las principales mejoras conocidas a nivel social han venido impuestas desde abajo (iniciativas como la telefonía móvil, las organizaciones no gubernamentales o avances en la medicina y la tecnología) y en el caso de venir desde arriba han sido realizadas por la presión de la sociedad ya que las clases altas estimaban que podían perder privilegios: que se lo pregunten a Mohamed VI (Marruecos), Abdalá (Jordania) o a otras monarquías que no están tan lejanas?

Segundo, y como consecuencia de lo anterior: muchas de las decisiones que llegan desde arriba lo hacen tarde y mal. Basta pensar en la ley de desahucios en España o la gestión de la crisis bancaria en Chipre. Pensamos ¿cómo demonios no estaba todo eso previsto? Entiendo que actualmente se regule en aspectos como la defensa de la propiedad intelectual en internet, pero no puedo comprender el atraso en otros aspectos: transparencia de las instituciones públicas, prescripción de los casos de corrupción, ley de reforma educativa pactada entre los grandes partidos, indultos gratuitos y tantos otros casos. Cuando veo muchas leyes nuevas, no dejo de preguntarme ¿por qué no se han hecho antes? Pero, contestando a la pregunta inicial, lo que pueda ocurrir es impredecible ya que estamos viviendo circunstancias nuevas y totalmente desconocidas. Por lo tanto, es posible predecir cuál puede ser el tipo de reacción que puede tener una persona, una institución o una organización del tipo que sea. Lo que sé es que si hace dos años alguien hubiese dicho que en el Estado español íbamos a estar en esta situación económica, con seis millones de parados o con esta cantidad inmensa de casos de corrupción le habríamos tomado por loco. De hecho, ¿acertó alguien en esas previsiones?

Que yo sepa, nadie.