Quisiera proclamar desde aquí mi más encendido aplauso y un bravo y tres hurras a la Junta Directiva de nuestro insigne Athletic por las bases acordadas para el sorteo propiamente dicho de las entradas de la final, aun reconociendo que poco esfuerzo tenían que verter para superar las protagonizadas por la anterior Junta en el estrambótico espectáculo que protagonizaron en 2009 para ir a Valencia.

Pero ello no me resta para adjudicarles un cero patatero por el espacio dedicado a la retirada de entradas (artículo VII de dichas bases notariales), en tanto en cuanto establece diferencias y falta de equidad o justicia natural y siembra división; y que esto lo provoque el propio club con sus decisiones se las trae.

Se podía haber resuelto perfectamente practicando, mira por dónde, unas divisiones, pero aritméticas: dividiendo el distinto tipo de localidades que se reciban entre los días previstos para la recogida, disponiendo todos los días del mismo número de ellas para cada grupo de 1.500 personas que se acercara a retirarlas.

Creo que muy difícil más justicia. Pero como no quisiera ser el bicho raro de la gran familia rojiblanca, invito a que quien pueda convencerme de que el método decidido supera en justicia al por mí propuesto, lo haga. Lo aceptaré.

Muy por encima de todo, ¡aúpa Athletic!