Soy un lector asiduo de DEIA y no dudo en afirmar que encuentro muy útiles, y actuales muchas de sus páginas. Pero la publicación de un mono o un dibujo satírico en la contraportada del diario del sábado 17 de marzo, tomando a broma el acontecimiento conocido como la última cena de Jesús de Nazaret con sus apóstoles, me ha hecho dudar de la rectitud de criterios de sus responsables.

Creo que la inmensa mayoría de los lectores de DEIA conocen el dramatismo único y el profundo significado humano y religioso de aquel episodio que desde entonces reviven todos los creyentes cristianos en su vida de fe. Grandes autores del arte universal han comprendido y expresado las circunstancias y el carácter de aquel acontecimiento con una admiración y un respeto extraordinarios. Los autores del mono o del dibujo han preferido, en cambio, valerse de la sátira para poner en ridículo algo que es muy serio y muy sentido por millones de creyentes cristianos.

¿Por qué esta falta de respeto con el hecho histórico mismo y con los lectores que lo ven como algo central en el cristianismo? No tiene sentido, en este caso, apelar a la libertad de expresión cuando a través de la deformación, y la intención satírica se ofende de hecho a miles de lectores en sus más íntimos sentimientos.

Me preocupa pensar que la publicación de esta sátira contraria a la historia, el arte y las convicciones de muchos lectores de DEIA es obra no solo de los autores del dibujo sino también de quienes aprobaron su inserción en la contraportada del diario. Este desagradable suceso no me impedirá seguir leyendo el diario DEIA, pero no tengo más remedio que dudar de la rectitud de criterio de sus responsables, a no ser que hagan pública alguna razonable aclaración.