DOS actos centraron ayer la actividad política en Euskadi. Por una parte, el PNV celebró en Foronda el tradicional Alderdi Eguna, que reunió como cada año a decenas de miles de militantes jeltzales. Por otra, los firmantes del Acuerdo de Gernika celebraron también el primer aniversario de la firma del documento con la escenificación de la adhesión ya anunciada del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK). Dos actos coincidentes en el día, pero de muy distinto signo. Si algo quedó claro en la intervención ayer del presidente del Euzkadi Buru Batzar, Iñigo Urkullu, es que el PNV mantiene y mantendrá su propio proyecto de construcción nacional de Euskadi día a día, como lo ha venido haciendo desde su fundación, hace 116 años. El propio líder jeltzale quiso enfatizar el evidente contraste entre proyectos: mientras el PNV pone la historia como testigo y puede desgranar los frutos de su defensa de los intereses de Euskadi allí donde se decide cualquier asunto que afecte a los vascos, el sector más recalcitrante de la izquierda abertzale -ETA, y dentro de ETA, los presos- acaba de descubrir, 34 años después -34 años tarde- que la vía pacífica y la política son el único camino para avanzar en democracia. Y ahí está la fotografía de ayer en Gernika para corroborarlo. Mientras los vascos iban construyendo, contra viento y marea, el autogobierno, la institucionalización del país, el bienestar de los ciudadanos y se constituía en vanguardia económica, la izquierda abertzale estaba o ausente o, en muchos casos, enfrente, tratando de impedir los avances. Felizmente, ese tiempo parece tocar a su fin, se disfrace como se disfrace. Pero la realidad, tal y como subrayó ayer Urkullu, es que Euskadi no le debe absolutamente nada a ETA y a la izquierda abertzale, sino que es precisamente ese mundo el que debe algo muy preciado a la sociedad vasca: la paz. En cualquier caso, el Alderdi Eguna de constituyó sin duda en el pistoletazo de salida de una larga precampaña que culminará el 20-N, donde se confrontarán los distintos proyectos de todo tipo que ofrecen los distintos partidos. En este aspecto, tanto Urkullu como el portavoz jeltzale en el Congreso de los Diputados, Josu Erkoreka, que también intervino ayer en Foronda, subrayaron los importantes logros obtenidos por el Grupo Nacionalista en Madrid. Logros que tienen su traducción concreta y que suponen el mejor ejemplo del ejercicio de construcción de la nación vasca aun sin disponer de los mecanismos ejecutivos: 17 competencias arrancadas literalmente al Gobierno español que potencian el autogobierno, la protección jurídica del Concierto Económico o la presencia internacional de Euskadi en el Ecofin. En definitiva, 1.264 millones de euros que redundan en el bienestar de los ciudadanos vascos. Ahora se trata simplemente de contrastar proyectos y realidades. En libertad.