EL Gobierno vasco ha descubierto, a estas alturas, la denominada normalidad democrática en la que se desarrolla la vida de este país. Y como han observado que somos formalitos y vivimos felices pues ¡hala!, diversión para el pueblo, con importante carrera ciclista y todo, como si no hubiésemos visto ninguna. Las pruebas ciclistas, que poseen miles y miles de seguidores por estos pagos, han prodigado en esta tierra desde que se "inventara" este deporte. Por aquí han circulado en varias ocasiones desde el Tour de France a la prueba Algodonera San Antonio pasando por la Vuelta a Burgos y un sinfín de demostraciones ciclistas con sus coches, caravanas de publicidad, etc. Pruebas en las que se involucran gentes de Peñas o Asociaciones ciclistas en su organización y desarrollo, y que seguirán en sus trece. Bueno, continuarán arrimando el hombro con la venia del Departamento de Interior porque, en esta ocasión, alguien, al parecer, confundió "vuelta" con "revuelta" y desembarcó, por lo menos en Bergara e inmediaciones, poco menos que la Armada Invencible. Mogollón de furgonetas de la Ertzaintza con sus correspondientes dotaciones para, al parecer, mantener firmes al personal, esos miles y miles de aficionados que animaron a los ciclistas por la ruta guipuzcoana. Fue una impresionante exhibición que, seguramente, sobraba en este estado de normalidad democrática de la que goza el País Vasco, según calificó el Consejero del ramo a la situación actual. ¡Por eso llegaba la Vuelta a España! Y si por normalidad se entiende tranquilidad, serenidad, naturalidad, calma, orden…, alguien confundió el culo con las témporas porque todo quisque se echó a las carreteras para aplaudir a la serpiente multicolor y no para organizar "revuelta" alguna. Posiblemente, la presencia policial pudo contribuir a la tranquilidad de los profesionales pero, según opinión generalizada, el Departamento de Interior se pasó un pelín.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
