Se suele decir que las gentes creadoras de arte caminan algún paso por delante de la sociedad, que en cierta manera se anticipan a realidades, o cuando menos que describen el entorno desde un punto vista crítico o inconformista.
Quizás la música sea el modo de arte más universal, el que más ha llegado a las gentes. Así la música euskaldun en sus diferentes fases se ha caracterizado por ser especialmente reivindicativa. Desde los cantautores de la transición, pasando por el rock protesta de gente como Errobi, llegando a un punto máximo del llamado rock radical vasco. La mayoría de ellos transmitían un punto de vista de la llamada realidad vasca bastante radicalizada y muy cercana a posiciones extremas.
Pero no cabe duda, que la realidad vasca a día de hoy nos está ofreciendo una nueva grandísima oportunidad. Una oportunidad para la paz y la normalización política de nuestro País.
Las diferencias entre el ayer y el hoy, también las podemos ver en la música. Existen dos ejemplos que muestran en gran medida la derivación de nuestra realidad.
Por el lado del ayer, todos recordamos aquella canción de los años 80 del grupo Kortatu, Sarri Sarri. Relataba y festejaba la peculiar huida de la cárcel de un preso, por pertenencia a ETA, Sarri.
Por el lado del hoy, unos amigos me recomendaron una canción que me ha dejado huella. Da la casualidad que esta canción del grupo Ken Zazpi, Hemen gaude, está escrita por el que fuera preso protagonista de la canción anterior, Sarri. Este reflexiona y cuestiona su propio inicio y destino. Recomiendo que se escuche y cada cual interprete.
Nuestra realidad ha sido muy compleja, con mucho dolor e incomprensión. Años duros que ahora pueden coger un camino que nos haga salir del túnel. El camino estará lleno de obstáculos, pero siempre con la mirada al frente y que las ramas no nos impidan ver el bosque.
¡Música maestro!