No hay derecho a que te cobren por un DVD el doble de lo que valen en otros países como Alemania o Inglaterra. Yo no voy a gastarme casi 30 euros en una película que no sé si me va a gustar, de la misma manera que supongo que la ministra González Sinde no se comprará la ropa sin probársela antes. Y mucho menos me gastaré en una entrada de cine para una película de dos horas el equivalente al precio de un libro de bolsillo, que me proporciona más horas de distracción.
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