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Abrir la puerta a la política

Cuando se cumple una semana del comunicado de alto el fuego de ETA y aunque la organización armada no ha cumplido lo esperado, es necesario dar pasos como la legalización de todas las opciones para hacer irreversible un escenario sin violencia

sE cumple hoy una semana desde que ETA hiciera público su comunicado en el que declara un alto el fuego permanente, sin que la gran mayoría de la sociedad vasca sepa a ciencia cierta si estamos ante un cambio real que puede llevarnos por fin a un escenario sin violencia de motivación política tras cuatro décadas de terrorismo. Y no lo sabe porque ni el ambiguo texto de la organización armada lo explicita ni se ha podido percibir un cambio claro de estrategia en la lectura del mensaje de los encapuchados. Tampoco -y es lo más preocupante- se ha percibido de forma clara un posicionamiento rotundo de la izquierda abertzale en su desmarque de ETA, más allá de interpretar el "gran paso" dado por la organización armada hasta el punto de interpretar, en un ejercicio de exceso, que "la lucha armada se ha acabado para siempre". No es eso, desde luego, lo que ha dicho ETA, pero sí lo que espera toda la sociedad. En este sentido, la firma ayer del anunciado acuerdo entre la izquierda abertzale, EA y Alternatiba mediante el que estas tres fuerzas se comprometen a una colaboración -no concretada, pero sí insinuada y perfilada- para conseguir la "soberanía de Euskal Herria" desde el rechazo a "las expresiones y estrategias violentas" no es sino un elemento instrumental más con el que el mundo del MLNV pretende arropar y envolver su nueva estrategia para "convencer" a ETA de que es posible el camino pacífico hacia la independencia. Y, de esta manera, agazaparse y diluirse entre otros agentes sin la necesidad de tener que enfrentarse, como debiera, a la propia organización armada para exigirle que desaparezca. De hecho, el documento sellado ayer entre los tres partidos no menciona siquiera a ETA en los 13 folios de su declaración, algo de por sí complicado de entender en este tipo de estrategias y en este escenario, máxime cuando directamente sí se "denuncian" las "estrategias antidemocráticas de los estados español y francés". Con todo, las diferentes reacciones al comunicado de alto el fuego de ETA han venido a confirmar la dificultad de una interpretación unívoca del estado de cosas. Lo que sí se ha vislumbrado de forma clara ha sido un aún tímido cambio en el tono de los discursos dentro del Partido Socialista, desde los gobiernos español y vasco a dirigentes cualificados de la formación. Es un paso, y una necesidad. Pero se necesita más. Pese a que ETA aún no ha respondido a la demanda social de abandonar el terrorismo, el escenario que puede abrirse si no hay violencia ni amenazas y chantajes obliga a todos -también al gobierno español- a dar pasos. Flexibilización de la política penitenciaria y la oportunidad de que todas las formaciones políticas puedan presentarse ante los electores -es decir, la legalización de la marca de la izquierda abertzale si cumple la Ley de Partidos- son las dos llaves en manos de Zapatero. Sería una irresponsabilidad que optara por no abrir la puerta a la política.