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Spiderman colgado

POR motivos que no es necesario reseñar, me interesan las dificultades que pueden encontrar quienes desarrollan una actividad creativa. En particular, me fijo en los aspectos que, al margen del talento del autor y el potencial de la idea que maneje, pueden hacer fracasar su proyecto. Y ocupado en investigar sobre este tema, me encuentro con la noticia del reciente preestreno en Nueva York del musical Spiderman: Turn Off the Dark.

Con un presupuesto de 65 millones de dólares, música de U2 y dirección de la reconocida Julie Taymor, este musical se anunciaba como el gran espectáculo de la temporada. Sin embargo no eran pocos los que dudaban si los saltos de Spiderman podrían trasladarse al ámbito teatral. El preestreno ha dado la razón a los escépticos. La primera representación en Broadway de las aventuras del Hombre-Araña se saldó con abucheos. Los elementos técnicos suponen una enorme limitación a lo que puede hacer un autor. El sistema de cables que debía hacer volar a Spiderman dejó literalmente colgado al actor durante minutos, obligando a detener varias veces la representación. Otra limitación: lo que el público está dispuesto a aceptar y lo que no; en este caso, a los fans del cómic no les gustó nada que la araña radiactiva que da sus poderes a Spiderman fuera interpretada por un actor de carne y hueso, con su propio número musical. Otra limitación: los talentos que participan en un proyecto no tienen necesariamente que sumarse, también pueden restarse entre sí. La música, el libreto y los efectos de la puesta en escena no dejaron de ponerse zancadillas unos a los otros.

En resumen, un buen ejemplo de que un autor siempre debe tener presentes los aspectos técnicos y circunstanciales de su trabajo, que pueden llevar éste al traste; como les sucede a los que intentan resumir una idea más o menos compleja y un ejemplo ilustrativo en una columna de 1.900 caracteres.