Síguenos en redes sociales:

Alarma deontológica en ETB

El expediente abierto contra dos trabajadoras traspasa otra "línea roja", la de la ética profesional, en la progresiva deriva del ente, cada vez más ideologizado, con menos audiencia y más alejado de su carácter público y de la realidad que le rodea

EL expediente abierto a dos redactoras de Euskal Telebista a consecuencia del incidente desatado por la reserva deontológica de una de ellas frente a un cargo directivo, que pretendía que emitiera en la televisión pública una información elaborada para destacar presuntas contradicciones del PNV respecto al desarrollo del Estatuto de Gernika, ha hecho trascender al exterior de ETB todas las alarmas ya encendidas entre los trabajadores del ente tras el rosario de nombramientos surgido del reparto de directivos que el PSE y el PP pusieron en marcha tras el acuerdo que llevó al Gobierno a los socialistas. La estrepitosa y continuada caída de audiencias, la desaparición de programas de relativo éxito y el fracaso de otros, impuestos en la nueva parrilla; la ideologizada dirección editorial de los informativos, la aparición continuada en pantalla de cargos del PSE y el PP llegando a incumplir el acuerdo del 30 de septiembre de 1993 del Parlamento Vasco, que regulaba el minutaje dedicado a los partidos en base a la proporcionalidad de su representación parlamentaria; la sustitución de profesionales contrastados... ya habían creado un ambiente de tensión interna que acrecentaba los efectos de una negativa gestión y de una parcialidad más que cuestionable en cualquier medio de comunicación público. Que la actual dirección de Euskal Telebista haya pasado otra línea roja con el expediente a quien se negó a firmar y locutar una información que no había elaborado y a quien, desde el Consejo de Redacción, dio a conocer dicha situación a sus compañeros, supone sin embargo un salto cualitativo en la actuación de Alberto Surio y su equipo al frente de EITB, incompatible con el carácter público del ente que obliga a mantener siquiera unos mínimos criterios de ética profesional e independencia ideológica. La designación para dirigir la sección de Política de Juan Carlos Viloria, editorialista de un grupo de comunicación en el que ha seguido escribiendo tras su llegada a ETB, colaborador asimismo de dos televisiones privadas y asiduo a plataformas como Foro de Ermua, incide además en ese cuestionamiento y confirma la línea editorial que de trata de implantar en el ente para afianzar el mensaje constitucionalista de los dos partidos que sostienen al Ejecutivo de Patxi López aún a pesar de diferir claramente de la televisión pública que pretende la mayoría de la sociedad vasca. Este último caso es la demostración evidente de ese vano intento de reeducación social e ideológica, inconcebible en un medio de titularidad pública, a través del control y los contenidos de EITB. Pero siendo esto de extrema gravedad y contrario a toda ética profesional, no lo es menos que, como consecuencia, EITB deje de ser grupo mediático de referencia en Euskal Herria e incomprensiblemente se ponga en riesgo su futuro.