La compleja liberación de los dos últimos rehenes de la ONG Barcelona Acció Solidària ha supuesto una gran noticia para la sociedad en general e infinitamente más para sus familiares y amigos en particular que han soportado durante nueve meses la angustiosa ausencia por secuestro de sus seres queridos. No existe motivo ni razón alguna que justifique el retener a personas en contra de su voluntad.
No obstante, este último caso está plagado de irregularidades y anomalías que el ciudadano de a pie no termina de entender, desencadenando una más que justificada desconfianza en torno al llamado turismo solidario, cuyo título ya resulta rechazable y ha sido ampliamente criticado por las propias ONG.
La falta de transparencia siempre provoca desconfianza y son demasiadas las preguntas que se suscitan sobre algunas de las denominadas organizaciones sin ánimo de lucro, entre las que se encuentra Acció Solidària. Por ejemplo: nadie comprende la necesidad de 53 personas para enviar un cargamento de ayuda humanitaria a África ni con qué dinero se financian este tipo de operaciones. Cuánto cuestan los viajes, quién los organiza y con qué criterios de selección... El más elemental sentido común aconsejaría cargar toda la ayuda en un barco mercante y entregarla en los puertos de destino a una institución solvente, evitándose así riesgos humanos y el consiguiente ahorro económico.
Nadie conoce, o al menos no se publican, las diferencias existentes entre las subvenciones recibidas por las ONG y las cantidades que llegan a los necesitados. Según ciertas fuentes, tres cuartas partes del dinero recaudado por las ONG laicas, van a parar a los gastos de gestión.
Para otro amplio colectivo de ciudadanos, la famosa caravana catalana, formada por espectaculares camiones y vehículos todoterreno de alta gama, cuyos componentes son altos funcionarios, tienen el aspecto de elegantes aventureros controlados, los caprichos también entrañan sus riesgos...
La cuantía real pagada con cargo al erario público por el rescate de los secuestrados será un secreto. Los medios citan diversas cantidades que oscilan entre los tres y diez millones de euros. Este sacrificio económico del Gobierno español debe servir para que estos solidarios de diseño se lo piensen antes de emprender otra nueva aventura.