Nadie tiene ninguna obligación a estar en las redes sociales digitales. Ni los ciudadanos para estar informados, ni los políticos (generalmente, los que venden presencia en internet es porque no tienen otra cosa que mostrar), ni los profesionales. Cuando uno decide meterse en este pequeño mundo, lo hace libremente. Por eso destacan los insultos que ha proferido Calamaro a sus seguidores en Twitter antes de cerrar su propia cuenta. Personas que le seguían por su música y sus reflexiones, no por la red social. Pero eso no lo ha entendido un Calamaro soberbio y despectivo que no ha dudado en terminar su carta de despedida con un joderos. Y eso que decían que los músicos se debían al público?